Antes se creía que las estrellas fugaces eran constelaciones que salían a correr por el universo sin razón aparente. Para algunas culturas estos destellos eran un buen presagio enviado por sus dioses, pero de observarse más de tres en una noche el augurio se vestía de muerte.
A finales del siglo XVIII, un estudio realizado por la Universidad de Göttingen reveló que estábamos muy equivocados: aquellos trazos de luz no obedecían a un acontecimiento místico, sino a un fenómeno que ocurría en nuestro propio cielo en el que, paradójicamente, no intervenía ninguna estrella.
¿Cómo nacen las lluvias de meteoritos? Miles de cometas y asteroides viajan por el universo dejando a su paso fragmentos de piedra o hierro que cruzan la órbita de la Tierra en algún punto y, al entrar en contacto con la atmósfera —a una velocidad que supera hasta 30 veces la rapidez de una bala—, la fricción entre moléculas produce la energía para originar llamativos trazos de luz. Los denominamos ‘estrellas fugaces’.
La Unión Astronómica Internacional (UAI) tiene identificadas 105 lluvias de meteoros al año. Siete de ellas son las más notables. Sin embargo, noviembre es un mes con alta actividad astronómica ya que acoge cuatro de estos fenómenos.
• Tauridas del Sur: 4 al 5 de noviembre, diez meteoros por hora.
• Tauridas del Norte: 11 al 12 de noviembre, cinco meteoros por hora.
• Leónidas: 16 al 17 de noviembre, al ser una de las más intensas presenta 10 y 15 meteoros por hora.
• Alfa Monocerótidas: 21 al 22 de noviembre, no tiene un número estimado, varía cada año.
¿Dónde verlas?
El mejor cielo para observar este fenómeno se encuentra en la zona norte del desierto de Atacama, ubicado en la región de Antofagasta, Chile, donde se adelantan los proyectos más ambiciosos de la astronomía.
• En Colombia, las zonas óptimas son: el Desierto de la Tatacoa (Huila), La Guajira, los Llanos Orientales y a las afueras de Villa de Leyva (Boyacá).
• En Norteamérica, la región suroeste concentra el mayor número de observatorios estatales. El desierto de Arizona y el desierto de Mojave son la mejor opción.
• El Planetario Alfa, situado en Monterrey, México, está rodeado por una zona árida donde se puede apreciar claramente este evento.
• Las lluvias de meteoros se pueden ver en todo el mundo. Solo las Perseidas, que tienen su pico alto entre el 12 y 13 de agosto, se ven de forma reducida en el extremo sur del planeta.
Consejos
• Alejarse de las zonas urbanas y la contaminación lumínica. Mientras más oscuro sea el entorno, mejor. Evitar, también, encender luces artificiales.
• Programarse para después de la medianoche y hasta el amanecer.
• No es necesario utilizar telescopios ni otros elementos ópticos.
• Cada meteorito dura dos décimas de segundo. Encontrar la posición más cómoda y ser paciente, fundamental.
• Revisar el calendario. Si para el día de su observación hay luna llena, lo mejor es cambiar la fecha.
Por:
Andrea Lozano Gutiérrez, periodista, escribe sobre actualidad, viajes y nutrición. Asesoría: Javier Fernando Rúa, astrónomo colombiano y director del Observatorio Astrosur.
Artículo originalmente publicado en la edición 54 de la revista Avianca