Pensar en vacaciones suele ser para muchas personas uno de los grandes placeres. Tener la posibilidad de huir del día a día, conocer, disfrutar de nuevos ambientes y aprender de otras culturas, son algunos de los valores agregados que se obtienen cuando se va de viaje.
Irse con amigos, con la familia o en pareja siempre resultará un buen plan. Sin embargo, lo que no parece tan agradable es empacar la maleta, si se busca lograr que quepa todo lo que se quiere llevar. Es en ese momento que se debe ser muy estratégico y aplicar trucos que son clave para lograr que todo quede bien y que no se dejen por fuera elementos que resultan imprescindibles.
Una de las recomendaciones es que al empacar el equipaje, se piense como si se estuviera armando un rompecabezas, con la idea de tratar de encajar cada artículo de manera eficiente. Es importante utilizar técnicas como enrollar la ropa y colocar objetos pequeños en los espacios vacíos para maximizar el espacio disponible.
Cada prenda tiene su lugar en la maleta. En este caso es importante poner la ropa más pesada, como calzado y abrigos en la parte de abajo, mientras que la más fina y liviana debe ir encima.
Asimismo, se tiene que pensar en la maleta como si fuera un cajón y mejor enrollar y no doblar las prendas, aunque hay algunas que no se pueden poner de esta forma. Los vestidos y los jeans se colocan en las esquinas de la maleta. Los zapatos deben llevar las medias adentro con el fin de ganar espacio.
La importancia de la lista
Uno de los aspectos importantes a la hora de empacar una maleta es realizar una lista de lo que se va a llevar. Esto puede hacerse teniendo en cuenta el tipo de equipaje que se usará para el viaje y también las restricciones de la aerolínea.
Es clave validar el número de días que se permanecerá, también las condiciones del clima para saber el tipo de prendas que se deben empacar y definir las actividades que se realizarán durante el viaje, pues de esto también dependerá la ropa que se empaca.
Una de las recomendaciones de los expertos es no empacar cosas que no se usarán. Se debe dejar de un lado el “por si acaso”. Normalmente, no solo no se usan esas prendas, sino que se está agregando peso innecesario a la maleta y no se dejará espacio para las compras. Esta práctica se asocia con el temor a la carencia o al olvido de algo importante.
No obstante, si se realiza la lista con tiempo, el viajero tiene la posibilidad de agregar aquellas prendas que considere relevantes. Si estando en destino nota que ha olvidado algo fundamental, seguro se encontrará la manera de resolverlo.
Por último, es clave elegir la ropa con inteligencia. Una de las formas más conocidas de seleccionarla es el método 5-4-3-2-1, que consiste en cinco pares de calcetines y ropa interior, cuatro prendas para la parte de arriba, tres para la parte inferior del cuerpo, dos pares de calzados y un sombrero.
Está claro que es posible modificar estos números según las necesidades y el tipo de viaje. La premisa es llevar lo mínimo e indispensable y en lo posible ocuparse solo un equipaje de mano que evite enviar a la bodega, pues esto genera algunos procesos adicionales que no todos los viajeros están dispuestos a enfrentar.
Por ejemplo, la espera de las maletas al final del destino. También es posible que el equipaje sea estropeado o aparezca en mala condición cuando no va en la cabina del avión.