Viajar es para muchas personas uno de los mayores placeres, incluso hacer este plan de manera individual también es del agrado de algunos, pues son amantes de visitar, conocer y disfrutar muchos sitios, por lo que es frecuente que lleguen a nuevas ciudades con el fin de sacar provecho de su oferta turística.
En medio de estos procesos hay quienes tienen facilidad para orientarse y otros para los que esta no es una de sus fortalezas. Si bien en la actualidad la tecnología se convierte en una gran aliada a la hora de tener claridad de en qué punto se encuentra situada la persona, lo cierto es que no siempre se cuenta con esta posibilidad. Es posible, por ejemplo, que la persona se quede sin batería, que falle la conexión a internet o que no logre comunicarse en los idiomas que conoce o domina.
Ante esta realidad es posible recurrir a trucos que durante años les han servido a los viajeros para orientarse y no morir en el intento. Uno de los tradicionales es saber que las avenidas se construyen basándose en la intensidad del tráfico.
Las carreteras más anchas se alinean de una forma o de otra, dependiendo de si se siguen desde el centro o desde las afueras de la ciudad. Si el turista está en el norte, las vías principales lo llevarán, con toda probabilidad, al sur y viceversa, de acuerdo con el portal El Viajero Fisgón.
Otro medio de orientación son los edificios religiosos, pues se dice que siempre han estado muy relacionados con los símbolos para orientarse. Así, las iglesias cristianas están alineadas de oeste a oeste, con el altar mayor en el extremo oriental, hacia donde sale el sol. Desde la antigüedad, estas edificaciones y los lugares sagrados se construyeron para aportar datos sobre la dirección, precisa el portal IProfesional.
Antenas parabólicas
Otra alternativa es mirar hacia dónde apuntan las antenas parabólicas, pues lo habitual es que lo hagan a satélites geoestacionarios, de modo que todas mantengan la misma posición. Como en cada zona hay un satélite dominante, resultan útiles para no perderse si se sabe a cuál apuntan, pues ayudan a no perder el norte.
Una alternativa más es mirar a las nubes, sobre todo si lo que se desea es mantener el rumbo que se ha elegido. Mirar en qué dirección se mueven las nubes ayudará a reorientarse y seguir el rumbo inicial. Es un recurso útil cuando se ha perdido el contacto visual con el metro, túneles o vías en particular. Así las cosas, al salir no se corre el riesgo de perderse si se recuerda la dirección en la que iban las nubes, pues esta rara vez cambia; normalmente esa situación se presenta ante un cambio extraordinariamente brusco en el clima.