Los festivales musicales son muy comunes en diferentes regiones de Colombia. En el centro del país, el Caribe y el Pacífico colombiano, así como en los Llanos Orientales, solo por mencionar algunas zonas específicas, se realizan eventos culturales que son muestra del arraigo y las costumbres del país
Uno de esos grandes certámenes es el Festival Nacional del Porro, un evento que congrega a los grupos más importantes de este género musical y que se inicia con la llamada alborada. Se realiza en el municipio de San Pelayo, en Córdoba, y se convierte en una fiesta en la que los problemas del mundo y de la vida se hacen a un lado porque la música invita al disfrute y a cambiar de ambiente.
Este Festival se inicia cuando unos 400 artistas se reúnen en una sola interpretación en la que toman parte todas las bandas concursantes. El tambor es el instrumento principal de este ritmo caribeño.
En el marco de este Festival, la población de San Pelayo realiza el tradicional desfile de las aguadoras, en donde visitantes y locales pueden apreciar diferentes carrozas que recorren las calles adornadas con elementos representativos, describiendo el folclor de esta zona del caribe colombiano.
Durante sus festividades, las cuales se realizan a finales de junio y principios de julio, se llevan a cabo la tradicional Rueda de Fandango, la Alborada, el Desfile de Aguadoras y la ofrenda floral, entre otras manifestaciones artísticas propias del Caribe colombiano.
Más atractivos
A San Pelayo se le conoce como la “Capital mundial del porro” y es un municipio que es atravesado por el Río Sinú, el cual lo llena de colorido y belleza natural, y lo convierte en un buen lugar ideal para el avistamiento de flora y fauna, un plan imperdible para los amantes de la naturaleza.
A nivel arquitectónico, cuenta con tres íconos llenos de historia: la Casa del Porro, donde funciona la galería; la antigua escuela Domiciana Galvan y la Iglesia de San Pelayo.
En este municipio se puede conocer el monumento en honor a las aguadoras, el cual hace referencia a las mujeres que décadas atrás, cuando no había redes hidráulicas para conducir el agua a las diferentes casas, llegaban al río Sinú con sus múcuras y tinajas para abastecer sus hogares del preciado líquido, tradicionalmente llegaban en grupo con sus vestidos largos y al son de cantos tradicionales regresaban a sus casas con las múcuras en el hombro llenas del preciado líquido, según explica la Alcaldía del mencionado municipio.
Es claro que quienes tengan interés de visitar este destino pueden sacar provecho de su aporte cultural y folclórico, además de conocer nuevos paisajes y costumbres, envueltos en las leyendas del legendario río Sinú. Sin duda, un lugar ideal para visitar y gozar en algún momento de la vida.