El Salto del Tequendama, ubicado en el departamento de Cundinamarca, es un destino impresionante rodeado de encantadores paisajes verdes y una imponente cascada, donde el sonido del agua al caer se mezcla con el canto de las aves creando un ambiente único.
Este lugar no solo se destaca por su belleza natural, sino por estar envuelto en una intrigante historia de misterio y leyendas que lo convierten en un rincón de Colombia mucho más interesante para conocer.
Una de las leyendas más populares cuenta que el Salto del Tequendama fue creado por Bochica, un dios muisca, quien tras un fuerte diluvio, con un golpe de su bastón abrió este paso entre rocas para que las aguas que amenazaban con inundar la Sabana de Bogotá pudieran fluir libremente, sin representar un riesgo constante para la zona, señala el portal Baquianos Travel.
Esta cascada natural, situada a 30 km al suroeste de Bogotá, además de ofrecer un paisaje extraordinario por su imponencia, fue declarada como Patrimonio Natural de Colombia por ser uno de los escenarios ambientales y paisajisticos más importantes del país, respaldado su importancia por surtir de agua a siete municipios en Cundinamarca y albergar una gran cantidad de especies de fauna y flora únicos en Colombia.
Aunque la oscuridad del abismo que la compone para muchos es escalofriante, su contraste entre los árboles, las plantas tropicales que crecen junto a la cascada y el mar de espuma y de vapor que allí se observa, forma un escenario indescriptible y grandioso para vivir una experiencia memorable.
Es importante mencionar que al lado de esta majestuosa cascada se encuentra una enorme casa que, anteriormente, fue protagonista de historias y leyendas de terror, pero con el paso de los años su imagen ha ido cambiando y ahora se posiciona como un bien de interés cultural del país.
María Victoria Blanco, directora ejecutiva de la Granja Ecológica El Porvenir, comentó en una entrevista con el portal Metro cuadrado que este imponente castillo es una obra del arquitecto Pablo de la Cruz, que fue construida entre 1923 y 1927, con un diseño que se le atribuye a Carlos Arturo Tapias, usando una decoración característica de una casa de estilo republicano, con una notable influencia francesa, en ese entonces conocida como el ‘Castillo de Bochica’.
En 1928, este lugar solía ser un punto estratégico para ver la cascada y era usado como una estación de tren, sin embargo, tiempo después surgió la necesidad de convertirlo en un hospedaje que tenía 5 pisos, 10 habitaciones y unos cuantos baños compartidos.
Fue así como en aquella época este castillo era el centro de fiestas y reuniones de la alta clase colombiana, hasta que a mediados del siglo XX tuvo que cerrar sus puertas porque el Estado ordenó que se vendiera la estación del tren. Ya en 1940 se inauguró el embalse de Muña y la hidroeléctrica el Charquito.
No obstante, en vista de que la población de Bogotá cada vez crecía más y, al estar represadas las aguas del río de la ciudad, el cuerpo de agua se contaminó y fue en ese momento cuando muchos empezaron a ver el Salto del Tequendama como un lugar para tener una “muerte segura”, no solo por su altura de 157 metros, sino por la contaminación de sus aguas.
Para llegar a este atractivo turístico primero se debe llegar a Soacha para tomar un servicio de Transmilenio que se dirija hacia la estación San Mateo, ubicada después del Portal Sur. Luego, sobre la autopista sur se toma un bus con destino a Charquito-Salto del Tequendama. El viaje desde Bogotá en bus dura alrededor de una hora y 20 minutos.