Además de su biodiversidad y riqueza cultural, Colombia también se distingue de otros países del mundo por ser el hogar de lugares envueltos en misterio y leyendas, tal como es el caso de La Jagua, corregimiento del municipio de Garzón, en el departamento del Huila.
Este destino suele sorprender a sus visitantes con sus historias y espectaculares paisajes que relatan intrigantes apariciones y sucesos inexplicables.
Sin embargo, más allá del misterio que esconde este pueblo, vale la pena destacar sus atractivos naturales como cascadas y senderos, ideales para quienes buscan una conexión espiritual con la naturaleza en un escenario montañoso y un ambiente tranquilo.
De acuerdo con la Gobernación del Huila, la historia del centro poblado de La Jagua se remonta a finales del siglo XVlll y se cree que se constituyó con indios de la nación de Tama, siendo uno de los pueblos más antiguos del departamento.
“Se remonta a los indígenas de la nación Tama. Cuando llegaron los españoles, en 1692, encontraron a estos indígenas practicando la hechicería, donde se unen los ríos Suaza y Magdalena. Desde entonces se empezó a hablar de los indígenas hechiceros”, explicó en el pódcast Mejor Colombia en SEMANA Fernando Trujillo, quien en 2022 se desempeñó como gestor cultural de La Jagua y miembro de la Junta de Acción Comunal.
Pasado el tiempo, los indígenas hechiceros quedaron atrás y llegaron las brujas hechiceras, creando una tensa relación que surgió hace varios siglos, cuando atraparon a una de ellas y la quemaron en el parque central.
De hecho, la leyenda indica que por eso los visitantes de La Jagua encuentran una imagen de una bruja en este lugar, convirtiéndose en un atractivo singular que, aunque causa miedo, capta rápidamente su atención a través de sus calles empedradas, que rodean cerca de 300 casas de un solo piso con grandes ventanas y tejados de estilo español, típicos del Nuevo Reino de Granada.
También se dice que en aquella época los hombres de esta población amanecían con morados en todo el cuerpo, supuestamente hechos por brujas voladoras que, en otras palabras, algunos de sus habitantes describen como pájaros negros que sobrevolaban por los tejados de las casas del pueblo.
Años después, varias mujeres empezaron a leer el tabaco y el cigarrillo en el pueblo, pero esta práctica no es considerada como algo malo entre sus habitantes, ya que afirman que su objetivo no es hacerle daño a nadie. Contrario a ello, muchos aclaran que La Jagua es un pueblo libre de hechiceras malas y magia negra de esos mitos y leyendas que narran lo que, al parecer, fue su pasado.
Y aunque al principio hasta ellos mismos dudaban sobre la presencia de entes malignos, decidieron transformar su miedo en oportunidad y en 1999 crearon el Festival de las Brujas, un evento tradicional cargado de mitos, leyendas, misticismo y ese embrujo que atrae a turistas de todo el mundo, pero especialmente un espacio en el que resaltan su identidad, cultura, arte y gastronomía.
Según una fuente citada por Radio Nacional de Colombia, es común que durante las noches de festividades muchas mujeres del pueblo se disfracen de brujas y salgan a caminar por las calles. “Dicen que entre las disfrazadas se camuflan las reales, las que asustan con su risa exagerada”, contó Bernardo Trujillo, habitante del poblado en el medio mencionado.
Para llegar a La Jagua desde Bogotá, según Google Maps, el recorrido por carretera es de 8 horas y 24 minutos, y en avión 1 hora y media, ubicado en el centro del Huila sobre la ruta 45, a 117 km de Neiva.