La Navidad es una época que evoca unión, momentos especiales con familia y amigos, y el disfrute en torno a una buena mesa.

En muchas culturas, estas celebraciones están marcadas por tradiciones culinarias que se han transmitido a lo largo de los siglos.

Una de ellas es la costumbre de los 13 postres navideños, una práctica gastronómica de origen cristiano que tiene un significado profundo y está especialmente viva en la región de Provenza, en el sur de Francia.

Un legado con siglos de historia

De acuerdo con lo que se registra en el portal Accent Francais, la tradición de los 13 postres tiene sus primeras menciones documentadas en 1783, cuando el sacerdote católico François Marchetti, originario de Marsella, escribió sobre las costumbres navideñas de su región.

En aquel entonces, las familias rurales solían servir varios postres como símbolo de abundancia y gratitud. El número 13 adquirió posteriormente un significado más profundo, al relacionarse con la Última Cena de Cristo y sus 12 apóstoles, un acontecimiento central en el cristianismo.

Es por eso que para los cristianos, los 13 postres no solo representan la escena bíblica, sino valores como el compartir y el sacrificio de Jesús.

Esta tradición se complementa en algunas familias con rituales simbólicos como cubrir la mesa con tres manteles blancos y encender tres velas, elementos que aluden a la Santísima Trinidad (el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo).

Las velas hacen parte de los rituales de las tradiciones navideñas de Francia | Foto: Getty Images

Diversidad de sabores

Cada región de Provenza, en Francia, aporta sus especialidades a esta tradición, por lo que los 13 postres pueden incluir frutas secas, turrones, panes dulces y otras delicias locales.

Aunque la composición exacta varía, el objetivo sigue siendo el mismo: unir a las personas en torno a la mesa y celebrar la generosidad y el amor en la temporada navideña.

Sin embargo, hay elementos imprescindibles en la preparación de la cena religiosa, tal y como se menciona en el portal de referencia:

Pompe à l’Huile. Pan sutilmente dulce elaborado con aceite de oliva y azahar, tradicionalmente se parte en lugar de cortarse, simbolizando la fracción del pan en la Última Cena. Ocupa un lugar esencial entre los trece postres, representando la unidad y el espíritu de compartir que definen la Navidad provenzal.

Turrón blanco (nougat blanc). El turrón blanco, elaborado con miel, almendras y pistachos, representa la pureza y la luz del solsticio de invierno.

Turrón negro (nougat noir). Un turrón crujiente y oscuro elaborado con miel y almendras, el turrón negro simboliza los retos de la vida y los días más oscuros del invierno.

Calissons d’Aix. Almendra y melón confitado de Aix-en-Provence que se caracteriza por tener un sabor suave y rico, que representa la tradición dulcera de la Provenza.

Pasta de membrillo (pâte de coing). La pasta de membrillo simboliza la abundancia de la cosecha.

Dátiles. Simbolizando el viaje de Cristo desde Oriente.

Frutas frescas. Las frutas de invierno, como las naranjas, las manzanas y las uvas, ofrecen el sabor de la abundancia natural.

Frutas confitadas (fruits confits). Coloridas y dulces, las frutas confitadas de Provenza -representan la maestría de la región en la conservación de las frutas de verano.

Chocolate. Aunque el chocolate es una incorporación más reciente, se ha convertido en uno de los portres más populares.

Navettes. Estas pequeñas galletas con forma de barco están aromatizadas con azahar y simbolizan la llegada de María Magdalena a la costa provenzal.

Uvas moscatel. Conservadas cuidadosamente desde el otoño, las uvas moscatel representan la importancia de la vid en Provenza.

Las tradiciones y la Navidad están muy arraigadas en Provenza | Foto: Getty Images

Frutas exóticas. Aportando un toque de sorpresa, las frutas exóticas como el kiwi, la piña o el mango reflejan las conexiones comerciales de la Provenza y la apertura de la región a nuevos sabores.

Los cuatro mendigos. Los cuatro mendigos (les quatre mendiants). Son quizás los elementos más simbólicos de los trece postres. Cada fruto seco representa a una de las cuatro órdenes monásticas:

Higos secos (Franciscanos), almendras (Carmelitas), uvas pasas (Dominicos), nueces o avellanas (Agustinos).

Esta costumbre, profundamente arraigada en la cultura provenzal, es un ejemplo de cómo la gastronomía puede ser una expresión de fe, historia y comunidad, llevando consigo el espíritu de la Navidad a lo largo de los siglos.