Al planear un viaje, normalmente se tienen en cuenta muchas cosas y una de ellas es el tipo de ropa que se debería llevar según el clima, las horas de vuelo y el tamaño del equipaje; pero generalmente no se piensa en que hay algunas prendas y objetos con los que es recomendable no subirse al avión.
Hay artículos o accesorios que, por muy cómodos que parezcan, no se deberían llevar puestos. Esto sucede, por ejemplo, con las chanclas y los zapatos de tacón; pues es posible que generen algunos riesgos en caso de que se llegue a presentar una emergencia.
La azafata Andrea Fischbach, de American Airlines, en información entregada a la publicación digital de moda Who What Wear, explica que utilizar durante un vuelo chanclas, calzado tipo crocs o sandalias que no tengan sujeción trasera, no es una buena decisión, pues no resulta un calzado práctico en caso de tener que evacuar rápidamente, por ejemplo.
Además, el calzado abierto puede hacer que una ida al baño sea insalubre, por lo que se deberían cambiar las chanclas o sandalias por zapatos cerrados. De esta forma, llevar los zapatos puestos no es cuestión de cortesía con los demás pasajeros o con la tripulación, sino un tema de higiene, seguridad y salud que no se debe pasar por alto.
Los tacones también tienen sus riesgos. La azafata indica que si se presenta una evacuación y se requieren toboganes inflables, los tacones altos tendrán que quitarse, ya que pueden perforar el tobogán, ocasionando complicaciones.
Otros objetos para evitar
Así como las chanclas y los tacones no son aconsejables para portar durante en vuelo, hay otras prendas que tampoco son recomendadas por diversas razones. Por ejemplo, los leggings y mallas pueden contener fibras artificiales, que en una situación de emergencia es posible que causen complicaciones debido a que son materiales son altamente inflamables.
Las blusas, sudaderas grandes o zapatillas deportivas también podrían acarrear un riesgo por el material del que están compuestas, por lo que es aconsejable vestir con prendas de fibras naturales, en la medida de lo posible.
Las camisetas o camisas de manga corta, así como los shorts, tampoco resultan muy viables, debido a que en situaciones en donde es necesario evacuar el avión utilizando los toboganes de emergencia, la fricción con la piel desnuda puede provocar lesiones dolorosas. Es posible que esto suceda tanto en los brazos como en las piernas, por lo que la recomendación es tener la piel cubierta.
Fischbach también desaconseja llevar ropa ajustada y prendas con flecos. Es posible que las prendas que quedan ceñidas al cuerpo compliquen la circulación sanguínea, un problema especialmente relevante en vuelos largos, donde la falta de movimiento aumenta el riesgo de que se presente trombosis venosa profunda (TVP) o como se le conoce popularmente “trombosis del viajero”.
Entre tanto, los flecos pueden incrementar el riesgo en caso de incendio a bordo, un peligro que no debe subestimarse. De igual forma, es posible que se enreden con facilidad, dificultando la movilidad no solo de quien los usa, sino de los demás pasajeros.
Así las cosas, lo que queda claro es que cuando se va a viajar, una de las prioridades debe ser pensar en la seguridad y la protección antes que en la moda. Utilizar ropa cómoda y que no deje al descubierto la piel, así como zapatos cerrados es clave para evitar complicaciones en momentos cruciales que pueden presentarse durante un vuelo.