Si usted es de las personas que aman la naturaleza y gusta de hacer caminatas ecológicas para descubrir interesantes parajes ecológicos, este debe ser uno de los sitios que no debe dejar de conocer.
El páramo de Mamapacha le ofrece la oportunidad de conocer yacimientos de agua natural y especies de flora y fauna propias de este ecosistema, en un área de 27.517 hectáreas, de las cuales 9.700 corresponden a bosques y 17.812 a zona de páramo, entre los municipios de Garagoa, Chinavita, Ramiriquí, Zetaquira y Miraflores.
¿Qué hay en el cerro de Mamapacha?
La biodiversidad del páramo permite disfrutar de un paisaje extraordinario que sirve de albergue para cientos de especies de flora y fauna. Es el lugar del oso negro, del oso careto, de venados, pumas, tinajos, guaches, tejones, runchos y ardillas, entre muchos otros.
También cuenta con una gran riqueza de avifauna, como pavas gavilanes, cernícalos, coguajes, yataros, carpinteros, suros de monte, loras garleras, loros, pollos de monte, torcazas, cazadores y copetones, por nombrar algunos.
De acuerdo con lo que informa el portal de El Tiempo, allí nace la quebrada de la miel y en época de invierno aparecen ocho cascadas. Se destacan las sabanas de Mundo Nuevo, Castro, Pategallo, el cerro de los Cabros y el alto de los Jayacos.
Mamapacha, la leyenda de Garagoa
Mamapacha es un nombre indígena que significa ‘madre tierra, naturaleza y madre del agua’, y en Garagoa, un municipio colombiano ubicado en la provincia del Valle de Tenza, al suroriente del departamento de Boyacá, surgió la leyenda que la ha acompañado por años.
Cuentan los abuelos que en la falda Puente de Piedra habitaba una señora muy rica que se vestía con una hermosa túnica que le cubría todo el cuerpo y en otras ocasiones con trajes similares a los de las campesinas.
A este particular personaje lo acompañaban seres míticos de baja estatura, con apariencia campesina a los que llamaban mohanes, quienes interpretaban extrañas melodías, mientras llevaban animales y plantas.
Los terrenos del cerro los gobernaba la matrona Doña Francisca, a quien familiarmente le decían Mamapacha.
En tiempo de grandes sequías, ella ordenaba a los mohanes que bajaran al pueblo, en horas de la noche, para que raptaran a la más hermosa doncella que encontraran, la cual era conducida al cerro y allí la sacrificaban, según lo que se registra en el portal El Campesino.
Donde caía la sangre de la muchacha, brotaba un manantial inagotable de agua muy pura y así nacieron la laguna de Mundo Nuevo y las quebradas de la Colorada y Quigua, fuentes hídricas que abastecen el acueducto de Garagoa.
De esta manera nació la leyenda del cerro que ha acompañado a los habitantes de la región por cientos de años. Cuando usted visite el Valle de Tenza, podrá admirar no solo la belleza resplandeciente del páramo, sino que además podrá interactuar con sus habitantes, quienes le contarán aún más sobre las tradiciones y leyendas de esta parte de Colombia.