Si hay un lugar en el mundo moderno que puede dejar totalmente absorto a cualquiera, ese es Shanghái; una metrópoli que ha juntado su tradición, visión y proyección para presentar al mundo ‘la ciudad del futuro’; el epicentro de un boom económico que está impactando el globo por su avance en los sectores de la banca, las finanzas, el comercio y la tecnología; este último representando en promedio un 7 % del Producto Interno Bruto (PIB) de China.
Y es que el gigante asiático se está tomando muy en serio su objetivo de convertirse en lo que muchos han llamado ‘el centro del mundo’. Dicha afirmación se sustenta fundamentalmente en su capacidad de transformarse en un actor global, consolidando el sector de la tecnología, que hoy por hoy puede impulsar la economía como nunca antes ha ocurrido en la historia, gracias a avances puntuales en manufactura electrónica, telecomunicaciones, inteligencia artificial, computación en la nube, biotecnología, fintech y mucho más.
Pero nos detuvimos en la atmósfera futurista y cyberpunk de Shanghái para conocer de primera mano cómo todo esto es una realidad ahí afuera; en las calles, en los lugares comunes y turísticos, en el ir y venir de la ciudad, en la cantidad ingente de movimiento en función de su comercio y consumo, y en la forma en que se ha abierto al mundo esta vitrina llena de rascacielos que está dando un fuerte ejemplo de cómo se pueden construir las ciudades del mañana.
SEMANA visitó este lugar desde la perspectiva del turista promedio, de quien busca avivar su capacidad de asombro —que tanto se ha perdido por culpa de las redes sociales y la sobreinformación— y, ciertamente, es sin duda una ciudad a la que las fotografías o videos no le harán justicia. Todo lo que puede percibirse en ella es sobredimensionado, casi no cabe en la cabeza, está lejos de ser realidad en muchas naciones, pues materializar algo así requiere de toda la disciplina, responsabilidad, temple y perseverancia que los chinos tienen en su ADN colectivo.
No se puede estar en Shanghái sin tener la necesidad casi permanente de mantener la vista en su skyline. Los edificios de esta ciudad superan la media de los 30 pisos, algunos llegan a tener 50 o más y el más sobresaliente es la Torre de Shanghái, con 632 metros de altura, 128 pisos y el título del segundo edificio más alto del mundo —a la fecha—, después del Burj Khalifa de Dubái. La impresionante visual de esta zona del distrito de Pudong, uno de los centros financieros y comerciales más importantes del mundo, la completan el Centro Financiero Mundial de Shanghái con 101 pisos, la Torre Jin Mao con 88 pisos y la muy famosa Torre de la Perla Oriental, una estructura de 468 metros de altura muy distintiva de la ciudad, en cuyas esferas hay observatorios, restaurantes y otras atracciones a las que se llega en ascensores de alta velocidad.
Con toda esta opulencia se pensaría que la contaminación visual, auditiva y atmosférica está fuera de control, y ciertamente es un problema, pero se trata de mitigar. Estar en el centro financiero de una gran ciudad supondría, en muchas partes del mundo, un caos en todos los niveles. Sin embargo, en Shanghái se puede percibir el orden y hay poco ruido; la ciudad se ha esforzado en mantener estrictas regulaciones para las industrias en materia de emisiones contaminantes, el servicio de transporte público está optimizado con electricidad y esta tecnología se ha extendido a los particulares, no hay muchos vehículos de combustión. Es común ver por todas partes que los automóviles son eléctricos o híbridos, se distinguen fácilmente no solo por su aspecto moderno —porque no parece haber vehículos viejos— sino por sus placas verdes que, entre otras cosas, tienen beneficios en restricción de tráfico ya que promueven las nuevas energías, buscando reducir las emisiones contaminantes.
Pero no todo es tan bueno como se pinta, existen grandes desafíos para Shanghái. El primero supone enfrentar la contaminación del aire, China trabaja constantemente buscando nuevas fuentes de energía y alternativas que permitan mitigar aún más este problema. Además, pese a tener grandes autopistas, ‘la Perla del Oriente’ presenta una densidad de tráfico altísima en horas pico, los vehículos pueden permanecer estancados por largo tiempo en trayectos relativamente cortos, por ello se incentiva mucho el uso del metro, cuyos tramos en su mayoría son subterráneos, y de la bicicleta, cuyo servicio para los ciudadanos está diseminado por toda la ciudad.
Uno de los puentes más impresionantes que se pueden apreciar en esta ciudad sacada de una película de ciencia ficción, es el Nanpu, inaugurado en diciembre de 1991. Esta construcción en forma de espiral es toda una obra de arte urbanística que permite circular la movilidad en ambos sentidos para cruzar el río Huangpu. Si usted va a Shanghái, debe pasar por aquí de día y de noche, al menos una vez. La experiencia es alucinante.
“Alipay, Alipay, Alipay”
El dinero en efectivo en China no existe, o al menos eso se percibe con la implementación generalizada de la plataforma de pago ‘Alipay’. También es usada con estos fines la famosa ‘WeChat’, que más allá de ser en esencia una app de mensajería instantánea, ha implementado servicios integrales en la misma para hacerle la vida más fácil a los ciudadanos. La población mayor ha sido la más resistente a este cambio, aunque se ha establecido de manera general gradualmente.
El turista, en su inmersión a Shanghái, podría sentirse abrumado con el uso de su dinero en digital, pues a la app simplemente se le anexan las tarjetas de débito o crédito, una clave de seguridad y todo queda listo para hacer el ejercicio de consumo en prácticamente cualquier comercio, hay habitantes de calle que tienen consigo un código QR para recibir dinero, en ese nivel está implementada esta plataforma. ¿Va a pagar en efectivo? ¿Acaso viene de una caverna o de las montañas más alejadas del mundo? “Alipay, Alipay, Alipay” es lo que escuchará muy a menudo de los vendedores chinos, expertos en ofrecer sus descuentos o negociar con el cliente para que no dude tanto y compre sus productos. Será mejor adaptarse, el papel moneda es ‘obsoleto’ en Shanghái y las ofertas, en muchos casos, son bastante buenas.
Sumado a lo anterior, se ha generado un amplio debate en el mundo sobre la privacidad y uso de los datos e información de las personas, pues en toda la ciudad hay un moderno esquema de videovigilancia que tiene como objetivo mantener la seguridad de los chinos, controlar el tráfico y prever escenarios que supongan riesgos para locales y turistas. Shanghái es, probablemente, una de las ciudades más seguras del mundo.
Sin embargo, en nuestra visita a esta impactante metrópoli, se nos compartió que en el sector del Bund podría haber delincuencia por la alta densidad de personas que visitan este malecón a lo largo del río Huangpu, en el que se puede divisar la zona más fotografiada de la ciudad, especialmente de noche. Pero como en cualquier lugar del mundo cuyo turismo es muy elevado —como la Torre Eiffel en París, la Fuente de Trevi en Roma o La Rambla de Barcelona—, es importante estar atentos a los delincuentes, que en las ciudades más desarrolladas parecen ‘ninjas’ silenciosos en busca de un gran tesoro. Y es que en este epicentro de masas también está Nanjing Road, una de las calles peatonales de compras y vida nocturna más largas del mundo. Es un escenario abrumador y fascinante a la vez.
La antigua Shanghái
Shanghái no es solo esta ciudad futurista, aún conserva su arquitectura más antigua, cuenta con extensos espacios verdes y una filosofía muy especial que guarda los valores fundamentales chinos. Y aquí hay que hablar del Templo Ciudad de Dios, situado en el casco antiguo, un lugar que data de la dinastía Ming y que cuenta con una arquitectura única clásica china. Allí se pueden valorar, entre otras cosas, figuras de la tradición china como los leones guardias, situados en diferentes puertas de la zona y que suelen presentarse como macho y hembra. El macho, con una pata sobre una bola, representa el poder y la dominación, mientras que la hembra, con una pata sobre un cachorro, representa la protección, el cuidado de la vida y la familia.
Chenghuang Miao, como también se le conoce a este templo, tiene una amplia oferta comercial para quienes quieren llevarse algún recuerdo especial, como los tradicionales dulces White Rabbit, recubiertos de papel de arroz que, tras disolverse, revelan los sabores únicos de estos caramelos; pasando por el té en diferentes presentaciones, muy famosos en todo el mundo; o las esculturas de animales mitológicos de bronce, para adornar la biblioteca o un espacio visible de la casa.
Además, hay restaurantes con comida de toda China, por lo cual será ideal llegar con el estómago vacío, porque si hay algo que hacen los chinos fuera de trabajar incansablemente, es comer mucho, y comen muy bien. Su alimentación, a base de arroz, carne de cerdo, pollo, pato, mariscos y verduras, se caracteriza por tener infinidad de preparaciones, especialmente al vapor, también les encanta el picante. El olor de su cocina es muy característico y los sabores diversos son una verdadera experiencia al paladar. Si usted es turista y piensa viajar a China, no se niegue a las inmersiones gastronómicas, hay muchos rumores alrededor de su comida que solo son mentiras construidas en occidente. Claro, hay cosas muy extrañas o diferentes que podrían ser difíciles de comer, como los escorpiones fritos en pincho, la medusa o la tortuga. Bien dicen que si se va a China a comer, no hay que hacer muchas preguntas sobre lo que se lleva a la boca, eso sí, debe estar bien cocinado y usted debe saber previamente si puede ser alérgico a algún tipo de alimento. Todo esto hace parte del placer del viaje.
Otro imperdible en esta zona mágica de Shanghái es el Jardín Yuyuan, lugar que ha enamorado a más de uno por su arquitectura, simbolismos y atmósfera. Allí no solo se sigue disfrutando del estilo clásico de las construcciones, sino de sus estanques con los bellísimos peces koi, sus espacios verdes con flores y plantas, sus formaciones rocosas, pasajes de piedra, esculturas especiales y el vasto significado de paz y tranquilidad que transmite, a pesar de la alta cantidad de personas que lo visitan. Puede ser también un lugar ideal para los enamorados. Uno de nuestros guías nos compartió un proverbio chino dedicado a las relaciones amorosas: “No importa la distancia de la pareja, lo más importante es la distancia del corazón”.
También es un lugar guardián de la filosofía que aún hoy se sigue aplicando con todo rigor por los chinos y que representa en buena parte el ‘secreto’ de cómo han logrado levantar estas megaciudades y seguir investigando en función de su progreso. Nos compartió el guía: “En la vida siempre existen más opciones, hay que seguir caminando, probando”. La frase puede representar la adaptabilidad del taoísmo, la perseverancia del confucionismo y la búsqueda continua de mejora del budismo.
El Jardín Yuyuán fue construido por el aristócrata Pan Yunduan como lugar de retiro para sus padres buscando ofrecerles un espacio de paz y serenidad, es la representación de un jardín clásico chino que buscó imitar los paisajes naturales en miniatura. Durante las Guerras del Opio y la Rebelión Taiping, sufrió deterioros pero fue restaurado en varias oportunidades para ser hoy un lugar histórico y cultural de obligatoria visita para turistas y locales en Shanghái.
La ‘Venecia’ de Shanghái
A una hora de ‘la ciudad del futuro’, en el distrito de Qingpu, se encuentra Zhujiajiao, una región muy especial que guarda tradición, antigüedad y belleza chinas. Por su construcción con canales y puentes se asemeja mucho a la Venecia italiana, aunque con los notables toques característicos del estilo arquitectónico chino y unos paisajes pintorescos. Los gondoleros son quienes llevan a sus visitantes por las aguas hasta los muelles, donde están instalados por las calles adoquinadas los comercios y restaurantes típicos.
Las casas en este paisaje de otro tiempo rodeado por el agua, están decoradas con las famosas linternas chinas, inscripciones especiales y jardínes tradicionales. También hay mansiones y edificios con dragones en sus techos. En los puentes de piedra suelen posar las ‘mujeres de porcelana’, chinas que van a Zhujiajiao a hacerse fotografías que imprimen su belleza delicada, refinada y con un maquillaje especial que evoca el imaginario que la literatura y el arte le han regalado al mundo sobre su piel tan clara y en extremo cuidada. Aún hoy las jóvenes chinas modernas conservan esa esencia en sus outfits.
Conocimiento, disciplina y perseverancia
Si Shanghái se muestra hoy como la ciudad ‘ejemplo’ de China, es porque se está esforzando en promover en su ciudadanía una filosofía de visión colectiva y responsabilidad social por encima de los intereses individuales. El gobierno está altamente interesado en que su población acceda a una buena educación, para tener a los mejores expertos en diferentes sectores que aporten su conocimiento al desarrollo continuo del país. La inversión en este campo se ha ubicado sobre el 4 % del PIB, en busca de mejoras en la infraestructura educativa, fomento de la investigación e innovación, además de calidad y acceso a la educación.
A China le interesa que su desarrollo se expongan al mundo, por lo que año tras año se muestra totalmente abierta a recibir extranjeros que quieran ingresar a su cadena de inversión y proyección financiera, a conocer sus avances en tecnología, sector que lo mantiene en el foco del mundo por la importancia que tienen actualmente campos como la inteligencia artificial y las tecnologías 5G, 5.5G y muy pronto 6G, que empresas como Huawei —una de las empresas más importantes en el sector que, de hecho, presentó sus innovaciones en el marco del Mobile World Congress 2024 de Shanghái— trabajan a gran escala apuntando al concepto de ciudades inteligentes, con eficientes redes de comunicación e Internet de las Cosas (IoT), buscando promover la sostenibilidad ambiental, optimizar los servicios e infraestructura y, por supuesto, mejorar la calidad de vida de las personas. Estos retos tan ambiciosos se sustentan en la alta capacidad de investigación y desarrollo que tiene hoy China.
Con lo anterior, la promoción de la cultura china tradicional a través del turismo es un pilar de exposición muy importante para llamar la atención de los extranjeros. Shanghái es un gran destino para conocer todas estas facetas. Entender la visión de excelencia de los chinos encaminada a no bajar la guardia en el objetivo de mantener el progreso del país siempre activo, resulta fascinante para quienes deciden ir a explorar China.