Viajar en avión suele ser una experiencia grata para la mayoría de personas, pues más allá de los procesos que se deben seguir en el aeropuerto, el vuelo como tal no es algo que cause mayor preocupación, a menos de que se trate de una persona nerviosa a la que subirse al avión le genera temor.
Si se trata de un viajero que no le teme a las aeronaves, transportarse por este medio puede ser placentero. Sin embargo, cuando se trata de vuelos de larga distancia, es posible que la persona enfrente complicaciones en su organismo, pues pasar un largo periodo de tiempo encerrado en un ambiente de oxígeno reducido y con baja humedad tiene un impacto que puede convertirse en un problema. Cuando el viaje tarda muchas horas, es posible que el cuerpo experimente los siguientes efectos.
Deshidratación
Cuando se realizan vuelos largos, la falta de humedad en la cabina o el consumo insuficiente de agua puede causar deshidratación. Se dice que alrededor del 50 % del aire que circula en la cabina proviene del exterior y, en altitudes elevadas, el aire está desprovisto de humedad casi en su totalidad.
Esto podría ocasionar que la garganta, nariz y piel se sientan secas. Sin embargo, los síntomas pueden variar en función de la edad. Por ello es clave beber suficientes líquidos para evitar esta afección, que de ser muy fuerte puede causar diversas afecciones de salud.
Jet lag
El cambio en los patrones de sueño también puede tener efectos en el cuerpo. Los vuelos de larga distancia pueden provocar jet lag, un trastorno del ritmo circadiano que se produce cuando el cuerpo no se adapta al cambio de horario. Algunas de las señales de que esto se presenta son: fatiga, insomnio, dolores de cabeza, dificultad para concentrarse y alteraciones del apetito.
Ruidos y dolor de oído
Cuando la persona permanece mucho tiempo en altitudes elevadas, aparecen molestias relacionadas con el cambio de presión atmosférica y presión de oxígeno. Algunos de los efectos más comunes son los pitidos en los oídos con alteración de la audición. Esto ocurre porque el tímpano, la membrana flexible que protege el oído del exterior, es muy sensible al cambio de presiones. Aunque la aeronave lo compensa introduciendo presión dentro (presurización de la cabina), es posible que esta situación se presente.
Dolores musculares
Permanecer por muchas horas sentado en una misma posición es posible que provoque dolores musculares. Para evitar esta situación se recomienda, levantarse y caminar por el pasillo siempre que sea seguro, o hacer ejercicios simples como elevar los talones mientras se está sentado.
Teniendo en cuenta lo anterior, se debe saber que para algunas personas no es aconsejable emprender vuelos prolongados. Por ejemplo, los pacientes con patologías respiratorias como enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y asma, pueden sufrir dificultades respiratorias por la disminución de la presión parcial de oxígeno en la cabina.