Los personajes y actuaciones que gravitan alrededor del poder en el departamento de Cundinamarca serían fantásticos para el guión de una comedia. El asunto deja de ser divertido porque está en juego el destino de 116 municipios y de lo que debe ser la actividad pública. El protagonista es el gobernador Pablo Ardila Sierra, quien según los registros oficiales, ha solicitado en menos de un año siete licencias para viajes de placer a Estados Unidos. En la Gobernación es un hecho que en esas ausencias y en otros retiros festivos de Ardila, quien manda es su secretaria privada, Diana Marcela Gutiérrez Carrillo. Ante esta y otras delirantes situaciones, un grupo de congresistas decidió ponerse a la tarea de recoger firmas para revocarle el mandato y ya llevan 50.000. La respuesta natural era que el gobernador y sus personas de confianza rectificaran y se pusieran las pilas. Pero no. Resulta que la diputada Catalina Acosta, quien fue electa a la Asamblea por apoyo de Ardila y quien lo posesionó en su calidad de presidenta de esta corporación, también pidió una licencia, aunque fue más allá. La suya de una vez es por varios meses porque se fue para el reality de Caracol Televisión Desafío 2005. Es decir, toda una comedia pero de equivocaciones.