En la última Convención liberal, cuando el expresidente Alfonso López Michelsen enumeraba a las personas que iban a integrar su equipo en la Dirección, la mención de cada nombre era objeto del aplauso de rigor. Pero al llegar al renglón del nuevo secretario del partido, se escuchó la ovación más fuerte de la lista. Como las reaccioes espontáneas de un público son siempre indicio de algo, el entusiasmo de las barras confirmó algo que venía flotando en el ambiente desde hacía tiempo. Que Fernando Botero Zea, como dicen las señoras, es un muchacho con futuro.Y muchachos con futuro es precisamente lo que el Partido Liberal necesita. En un partido que ha perdido su liderazgo, que ha sido calificado por sus propios dirigentes como buey cansado y montonera informe, y que invariablemente se asocia con el pasado, el nuevo secretario se ha convertido en el símbolo del porvenir.Con apenas 34 años, Botero se ha posicionado como un políico moderno. Su mundo no es el del cacique barrigón con una capacidad infinita de tomar whisky y echar carreta, sino el del