El mundo está ante un momento de incertidumbre y cambios latentes en el mercado y de esto no se escapa el ecosistema del emprendimiento. Por estos días, la mayoría de startups consolidadas o en etapas tempranas a nivel mundial están viendo fuertes afectaciones en sus ingresos debido a las medidas tomadas para hacer frente al Covid-19. En Silicon Valley la mayoría de startups con futuros prometedores están en pérdidas totales y para ganar la batalla están modificando sus planes de crecimiento y reduciendo su fuerza laboral. La mayoría de ellas en sectores como el turismo, finca raíz, movilidad y citas. En las últimas semanas, Airbnb, por ejemplo, anunció que reduciría en un 50% los sueldos de sus directivos, eliminaría la inversión en marketing, sus fundadores no recibirán salarios y dejó en la mesa la posibilidad de eliminar puestos de trabajo. Uber ha presentado una reducción de hasta el 70% en la solicitud de viajes de sus principales mercados en Estados Unidos por la pandemia. Sin embargo, aseguran que cuentan con la liquidez suficiente para sobrevivir. Y ni hablar de los fondos de capital de riesgo, que han parado la gran mayoría de sus rondas de inversión afectando especialmente a las empresas en etapa temprana que estaban participando en estas rondas para llevar a cabo sus planes de crecimiento.
Colombia no es ajeno a esta realidad. Muchas de las nuevas empresas han reaccionado ante esta situación reduciendo sus gastos, cuidando su flujo de caja y volviendo a proyectar sus finanzas bajo las nuevas condiciones. Para Santiago Delgado Otero, director ejecutivo de la Asociación Colombiana de Emprendedores de Colombia (Asec), cada sector del emprendimiento, de acuerdo a su industria, está a la expectativa buscando las ayudas necesarias para buscar los flujos de caja que necesitan y mantener su fuerza laboral activa. Otros, están buscando herramientas legales para bajar costos y la forma de transformar sus negocios para no entrar en quiebra. “Es muy importante que comencemos a tener desde ya las conversaciones sobre cómo vamos a reactivar rápidamente las cosas una vez se comience a normalizar el día a día. Es apenas lógico que en estos momentos de incertidumbre estemos intentando sobrevivir”, dijo. Aún así, como otros actores del ecosistema, considera que “este es el momento de los emprendedores. Es el momento de brillar. De grandes crisis y necesidades han surgido grandes ideas y negocios. Las oportunidades siempre están para quienes tienen la determinación de buscarlas. Hoy tenemos el reto de convertir esta amenaza de “retroceso para el país” en una nueva oportunidad para generar cambios y fortalecernos para el futuro”. Pero, ¿qué tan cierto es esto? Un análisis realizado por Startup Genome, una organización de asesoramiento e investigación del ecosistema emprendedor estadounidense, lo demuestra. Recientemente la organización publicó el informe ‘The impact of covid-19 on Global Startup Ecosystem’ en el que resalta las consecuencias del virus en el mundo emprendedor, como por ejemplo la caída de la inversión de capital de riesgos. Según el informe, los acuerdos de capital de riesgo en China se han contraído entre un 50% y un 57% desde que inició la crisis en los primeros dos meses de este año, en relación con el resto del mundo. Aseguran que si una caída de este tipo ocurre a nivel mundial, incluso por solo dos meses, cerca de US$28.000 millones en inversión inicial se perderán en el 2020, lo que se traduce en un dramático escenario para las empresas. Con base en esto, la firma realizó una comparación con las pérdidas de inversiones durante las dos recesiones más recientes la del 2000-2001 y la del 2007-2009. Según Startup Genome en esos casos, las caídas totales en las inversiones globales de capital de riesgo fueron de 21,6% y 29,3%, respectivamente, el equivalente a una disminución de hasta US$86.400 millones. “Después de las dos últimas recesiones, las inversiones globales de capital riesgo tomaron uno (2007-2008) y tres (2000-2001) años para recuperarse a los niveles previos a la contracción”, señaló la firma.
Sin embargo, pese a que en ese momento se invirtieron menos dólares, fue un tiempo en el que se financiaron más empresas. Para la firma esto sugiere que las compañías que logran tener suficiente efectivo en un momento de crisis, es más probable que recaude dinero después de una recesión, aunque en porcentajes mucho más pequeños. Esto claramente, dependerá de las medidas tomadas por los fundadores y de la economía en general. A esto, agrega el análisis, más de la mitad de las compañías que pertenecen a la lista Fortune 500 se crearon durante una recesión o un mercado bajista, y más de 50 unicornios tecnológicos se fundaron durante los años de recesión 2007-2009. Destacan que estos unicornios tienen una valorización de US$145.200 millones. Asimismo, Startup Genome destaca que aunque el covid-19 está afectando gravemente la economía de los países más ricos del mundo y que muy probablemente los países en desarrollo sufrirán consecuencias aún mayores, las nuevas y jóvenes empresas tienen un papel muy importante, especialmente en materia de empleo. En ese sentido, aseguran que en una recesión mientras las grandes y viejas empresas tienden a centrarse en reducir personal, las empresas jóvenes que buscan expandir sus operaciones y crecer a partir de las oportunidades particulares que llegaron con la crisis, son las que más contratan.
Gráfica realizada por Startup Genoma. “Hay razones para ser optimistas sobre la economía. China, el primer lugar golpeado por el virus, está volviendo lentamente al trabajo: las oficinas se están utilizando nuevamente y fabricantes como Foxconn anunció que volverán a la programación de producciones normales a finales de marzo. Apoyando esta tendencia, los datos de LinkedIn muestran que las contrataciones chinas se recuperan lentamente, aunque no cerca de los niveles anteriores”, señaló el informe. ¿Qué pasó en Colombia? El país venía enfrentando una profunda crisis económica desde 1999. Para ese año, el país vio reducido su producto interno bruto en 4,3% frente al 1998 y la tasa de desempleo pasó de un 12% a un 20%. Adicional a esto, bajo la ley 550 de 1999 unas 1,313 sociedades fueron admitidas entre ese año y el 31 de octubre del 2012. Sin embargo, para el primer año en mención fueron miles de empresas las que entraron en liquidación directa. Dado esto, el 2001 se convirtió en un año importante para la reactivación y por ende para la creación de compañías en el país. En el 2002, el presidente de Confecámaras para ese entonces Eugenio Marulanda, escribió en una columna para Semana en la que aseguró que durante el 2001 la creación de empresas subió un 15% respecto al año 2000. En ese año destacó Cali con mayor crecimiento con un 41%.
Por su parte, para el período 2007 y 2009, la economía colombiana no pudo escaparse de la recesión económica global. El país creció 0,4%, y aunque pudo ser peor el golpe, para las empresas fue bastante complicado crecer pues la desaceleración de la economía impactó las ventas. Sin embargo, la creación de empresas al menos para el 2009 fue positivo en ciudades como Bogotá. Según el Reporte de Resultados GEM Bogotá 2009-2010, el balance del comportamiento empresarial en la capital en ese año fue positivo dados los datos del Registro Mercantil de la Cámara de Comercio en ese momento. Así, en ese momento se crearon en la capital más de 49.000 nuevas empresas, la inversión empresarial registró resultados favorables, el valor de los activos de las compañías para ese año llegó a los $260 billones y se redujo el número de empresas que cerraron, pasando de 17.000 en el 2008 a 16.000 en 2009. En ese contexto, vale la pena señalar que varios de los emprendimientos que están destacando por estos días nacieron antes o durante la crisis. Entre ellas están Domicilios.com, la plataforma de deliverys que crearon en el 2007 los jóvenes universitarios Miguel McAllister y José Guillermo Calderón, y Refinancia, la compañía de compra de cartera (2005). También es importante destacar que después de la crisis del 2009 el país tuvo una explosión de emprendimientos disruptivos en sectores como el agro, el transporte, la movilidad, los domicilios y el sector financiero, la mayoría de ellos basados en tecnología y que han puesto a Colombia en la conversación empresarial del mundo. Algunos ejemplos de ellos son Tappsi, la primera plataforma para el servicio de taxi que nació en el 2012 o Rappi, el primer unicornio colombiano que nació en el 2015. Así que, sin duda, aunque el momento es oscuro ahora muy probablemente los emprendedores que sepan aprovechar el buen momento de la tecnología podrán salir adelante gracias a la crisis.