Escoger el color de un carro puede parecer una decisión puramente estética, pero lo cierto es que tiene repercusiones más profundas, desde el costo de la compra hasta el mantenimiento y su posible reventa.
A pesar de que el consumidor elige a partir de una preferencia personal, según un estudio reciente de Cesvi Colombia, entidad especializada en la investigación, formación y análisis de riesgos en el sector automotor, este aspecto puede ser decisivo a la hora de definir precios antes, durante y después de la adquisición del vehículo.
Este informe, que se centró en los costos de repintado de vehículos en Colombia, destaca que los colores más comunes, como el blanco, el gris y el negro, son significativamente más económicos de repintar y mantener, debido a la mayor disponibilidad de estas pinturas en los talleres y la simplicidad de su aplicación. De hecho, expone que repintar piezas como el guardafangos de color blanco o negro cuesta alrededor de 15.000 pesos para una dimensión promedio de 0,52m² de área, mientras que tonalidades más complejas, como el rojo perlado o el azul, pueden llegar a costar hasta 26.000 pesos.
Por otro lado, explica que otro determinante para los precios es que los colores vibrantes requieren un mayor número de capas para lograr el acabado deseado y utilizan pigmentos especiales que, debido a su escasa demanda, son más difíciles de conseguir. Además, los procesos de aplicación para estos colores implican más tiempo y precisión, lo que incrementa el costo final de la reparación.
En cuanto a datos, Cesvi expone que el color gris lidera los vehículos repintados en el país con un 31%. Este es el color más solicitado en los talleres de reparación, seguido por el blanco con un 23% y plata con un 19%. Estos tonos no solo son los más elegidos por su apariencia neutra y versátil, sino también por su precio accesible en el mercado del repintado.
Por otro lado, los colores más oscuros y neutros no solo resultan más económicos, sino que también facilitan la reventa del vehículo, lo que los convierte en una elección estratégica para muchos compradores.
Sobre esto, Miguel Ángel Murillo, ejecutivo comercial con más de 20 años de experiencia en la venta de vehículos, defiende que la elección del color de un carro, aunque no lo parezca, puede tener un impacto directo en el bolsillo del comprador.
El experto explica que antes, los tonos del vehículo eran todavía más determinantes. “Previo a la pandemia, los vehículos de colores como el rojo y el negro debían pagar una póliza de seguro más costosas, pues se sostenía que tenían una menor visibilidad durante la noche. Eran considerados más propensos a accidentes viales, lo que hacía que las aseguradoras incrementaran el costo”, explica Murillo.
Añade que esa práctica fue eliminada hace cinco años, tras una apelación del Boletín del Consumidor y la posterior intervención de la Superintendencia de Industria y Comercio. A partir de entonces, las aseguradoras no pueden cobrar más por el color del vehículo, y las pólizas deben tener el mismo precio para todos los colores.
Murillo también resalta que la elección del color puede estar directamente relacionada con el perfil del comprador. Según comenta, los clientes más jóvenes, especialmente aquellos entre los 20 y 45 años, prefieren colores neutros como el gris oscuro, el blanco o el plateado. “Son colores prácticos que se mantienen bien con el tiempo. Además, estos tonos tradicionalmente son muy apetecidos por el colombiano”.
Así mismo, menciona que entre los vehículos más vendidos en su concesionario destacan los colores plateados, donde permanentemente se reciben importaciones de 53 unidades, seguido por los grises con 48 unidades. En comparación, los carros rojos son menos solicitados, con solo 23 unidades vendidas, y los azules, con 16 unidades.
En cambio, los compradores mayores ya no priorizan tanto aspectos como la durabilidad “Vemos que las personas mayores de 60 años eligen colores como el rojo o el azul perlado. Ya no se preocupan tanto en durabilidad, sino que buscan algo que realmente les guste”, comenta.
Sobre eso añade que colores como el rojo, además de ser menos solicitados, también son más difíciles de mantener. “Son colores que se rayan con mayor facilidad y requieren un cuidado constante para mantener su brillo original”, explica. Esto los convierte en opciones más costosas no solo en términos de repintado, sino también en el mantenimiento diario, lo que disuade a muchos compradores de elegirlos.
Este punto, que coincide con las observaciones del informe de Cesvi, confirma que ciertos colores terminan siendo más costosos debido a su menor popularidad. “Creo que el incremento en el precio de los vehículos con tonos rojos o negros puede explicarse porque los talleres deben hacer más esfuerzos para atender estos carros. Al ser menos comunes, las pinturas con características específicas son más difíciles de conseguir, tienen una caducidad corta y se pierde dinero cuando no se usan a tiempo. Además, el proceso de aplicación de estas pinturas es más complicado”, concluye Murillo.