Los países de la Unión Europea (UE) dieron luz verde a la implementación de elevados aranceles provisionales sobre los automóviles eléctricos provenientes de China, lo que ha provocado una inmediata y enérgica reacción del gobierno del gigante asiático.
Durante una reunión celebrada en Bruselas, diez naciones votaron a favor de esta medida, mientras que doce optaron por la abstención y cinco se manifestaron en contra. La iniciativa contempla aranceles adicionales que pueden alcanzar hasta un 36 % sobre los vehículos eléctricos chinos, además del 10% ya establecido.
Los nuevos aranceles se aplicarán a los principales fabricantes chinos, imponiendo un 17 % a BYD, un 19,3 % a Geely y un 36,3 % a SAIC. Para otras empresas que no cooperaron con la investigación sobre subsidios, la tasa podría llegar a un 36,3 %, mientras que aquellos que sí colaboraron enfrentarán un cargo promedio del 21,3 %. Así, en ciertos casos, los derechos de aduana podrían superar el 46 %.
El Ministerio de Comercio chino, a través de un comunicado en el canal estatal CCTV, expresó su firme oposición a lo que considera prácticas proteccionistas injustas por parte de la UE. Por su parte, la Cámara de Comercio china en Europa manifestó su descontento con la decisión y solicitó a la UE reconsiderar la implementación de estos aranceles, enfatizando la importancia de resolver disputas comerciales mediante el diálogo.
Desde el lado europeo, la Comisión Europea había propuesto esta iniciativa en julio, motivada por la sospecha de que los fabricantes chinos reciben subsidios estatales que les otorgan una ventaja competitiva desleal.
Entre los países que apoyaron la medida se encuentran Francia, Italia y Polonia, mientras que Alemania y Suecia se opusieron, y España optó por la abstención, tras haber advertido sobre los posibles riesgos de una guerra comercial con China.
El primer ministro español, Pedro Sánchez, hizo un llamado a reconsiderar la propuesta y realizó gestiones diplomáticas con el país asiático. Sin embargo, la oposición de los cinco países que votaron en contra no fue suficiente para frenar la iniciativa.
Con esta decisión, la Comisión Europea espera establecer un marco más sólido para la industria automotriz de la UE. En un comunicado, la Comisión celebró haber obtener el apoyo necesario y subrayó que se mantiene en diálogo con Pekín para buscar soluciones negociadas. Se prevé que estos aranceles se conviertan en definitivos en un plazo de cinco años a partir del 31 de octubre.
Divisiones Internas en la UE
La aprobación de los aranceles ha puesto de manifiesto las tensiones internas dentro de la UE, especialmente entre Francia y Alemania. Mientras que Francia argumenta que los aranceles son esenciales para equilibrar la competencia y proteger a sus fabricantes, Alemania, con una industria automotriz significativa y una fuerte inversión en China, ha instado a evitar acciones que pudieran perjudicar a la UE.
El ministro alemán de Finanzas, Christian Lindner, advirtió que la Comisión debe evitar provocar una guerra comercial y fomentar una solución a través de negociaciones. Desde Volkswagen, el mayor fabricante automotriz de Europa, se criticó la iniciativa, calificándola de un enfoque erróneo que podría afectar la competitividad de la industria.
China, por su parte, ha amenazado con represalias y ha iniciado investigaciones sobre la importación de productos europeos como brandy, lácteos y carne porcina. A pesar de sus esfuerzos por resolver la situación mediante el diálogo, las negociaciones no han logrado avanzar hacia un acuerdo satisfactorio para ambas partes.
Las tensiones comerciales entre la UE y China no se limitan únicamente a los automóviles eléctricos. La UE también ha iniciado investigaciones sobre los subsidios chinos en sectores como los paneles solares y las turbinas eólicas, lo que podría agravar aún más las relaciones comerciales entre ambas regiones.