Ford, General Motors y Toyota han anunciado en los últimos días su intención de donar un millón de dólares, cada una por separado, para la toma de posesión como presidente de Estados Unidos del republicano Donald Trump que tendrá lugar el próximo 20 de enero.
Los fabricantes estadounidenses han anunciado complementariamente que pondrán a disposición de la nueva administración flotas de vehículos propios para facilitar la movilidad durante las ceremonias.
En un contexto de calma tensa ante el desembarco del magnate en la Casa Blanca y la previsible escalada de tensiones comerciales con socios como China o la Unión Europea por la aplicación de nuevos aranceles, los fabricantes de vehículos se apresuran a conseguir el favor del nuevo Gobierno norteamericano.
Hace unas semanas, el director ejecutivo de Ford, Jim Farley, dijo ser optimista ante el futuro político del país, ya que aseguró que Trump estaba dispuesto a escuchar las perspectivas de la compañía sobre el futuro del sector automovilístico.
“Teniendo en cuenta el perfil de empleo de Ford y su importancia en la economía y la industria manufacturera de Estados Unidos, se puede imaginar que la administración estará muy interesada en nuestro punto de vista”, advirtió Farley.
Por su parte, la directora ejecutiva de General Motors, Mary Barra, también expresó un optimismo cauteloso y dijo que creía que la compañía y Trump estaban “alineados en cuanto a objetivos”.
Mientras tanto, los miembros del equipo de transición del presidente electo trabajan en la flexibilización de la normativa federal sobre los vehículos autónomos y, de hecho, consideran hacer de esta nueva ley una de las prioridades del próximo Departamento de Transportes.
A día de hoy, las normas federales estadounidenses plantean obstáculos para el desarrollo de la tecnología de conducción sin volante ni pedales a gran escala por las reticencias existentes en todo lo que tiene que ver con la seguridad.
Autos chinos, los más vendidos en EE. UU.
La llegada de Trump puede sacudir la industria automotriz en Estados Unidos, teniendo en cuenta a mediados de 2023 las entregas de vehículos de los fabricantes chinos como BYD, SAIC y Geely superaron, por primera vez en la historia a las de los productores estadounidenses, al totalizar 13,4 millones de vehículos frente a los 11,9 millones de fabricantes como Ford, según un informe de Jato Dynamics publicado para la época y en el que las marcas japonesas como las más vendidas en todo el mundo.
La cuota de mercado de las firmas chinas se ha disparado en Oriente Próximo, Europa, Asia y África con empresas como SAIC Motor y Geely como las dos grandes protagonistas tras las ofensivas comerciales llevadas a cabo durante los últimos meses en diversos países europeos y Australia.
A medida que el mercado interno muestra signos de desaceleración, los fabricantes chinos están buscando nuevas fuentes de crecimiento en el extranjero. No obstante, apuntan desde la firma que la expansión en Estados Unidos y Europa se han visto interrumpidas por las políticas “proteccionistas” como los aranceles anunciados por la Comisión Europea a las importaciones de vehículos eléctricos chinos.
Llama la atención que China no ha sido el mercado que más ha crecido en el último año con un volumen anual de ventas que ha crecido un 6% en comparación con el año anterior aunque superada por los repuntes del 12% en América del Norte, Japón y Corea del Sur.
Asimismo, Europa ha sido el mercado de más rápido crecimiento como resultado del incremento de las matriculaciones en Turquía, el cuarto más grande de la región, que se impone sobre España.
“Se vendieron más de 17,5 millones de automóviles nuevos en las economías emergentes en 2023. Eso es más que las ventas totales en Estados Unidos o Europa durante el año”, ha puntualizado el analista senior de Jato Dynamics, Felipe Muñoz.