La Carretera de los Yungas, conocida popularmente como la “Carretera de la Muerte”, es, sin lugar a dudas, una de las rutas más peligrosas del mundo.

Se encuentra en Bolivia y conecta la ciudad de La Paz, situada en la meseta andina, con la región tropical de los Yungas, un área de selva y montaña.

A lo largo de su recorrido, que es de aproximadamente 60 kilómetros, la carretera ofrece paisajes impresionantes, pero también se ha ganado su reputación por las aterradoras condiciones que presenta y el alto número de accidentes fatales.

El peligro que de respira allí, es un atractivo para turistas y ciclistas que acuden cada año atraídos por los paisajes. | Foto: Getty

La historia de la Carretera de los Yungas se remonta a la década de 1930, cuando fue construida por prisioneros paraguayos durante la Guerra del Chaco (1932-1935). La vía fue diseñada con la intención de unir las tierras altas de La Paz con la zona baja de los Yungas, facilitando el transporte de productos agrícolas y recursos. Sin embargo, la falta de tecnología avanzada para su construcción, combinada con la geografía compleja de la zona, dio lugar a una carretera angosta y sinuosa, construida al borde de acantilados peligrosos.

Lo que hace tan aterradora esta carretera es su estrechez. En muchos tramos, la vía tiene solo el ancho suficiente para un vehículo, lo que obliga a los conductores a maniobrar con extrema precaución.

A lo largo de los años, la Carretera de los Yungas ha sido responsable de un número alarmante de accidentes. Según diversas fuentes, hasta 300 personas morían anualmente en la carretera en las décadas pasadas, lo que la convirtió en una de las rutas más mortales del planeta.

Al año se pueden presentar casi 300 accidentes. | Foto: Getty

¿Por qué es tan peligrosa?

Varios elementos hacen de esta carretera una de las más peligrosas del mundo. En primer lugar, la geografía de la región juega un papel crucial. La ruta serpentea por montañas, atravesando valles profundos y subiendo a gran altura. En algunos puntos, los conductores deben enfrentarse a pendientes de hasta el 20%, lo que pone a prueba la capacidad de los vehículos para mantenerse estables, especialmente en condiciones climáticas adversas.

Además, la falta de barreras de seguridad aumenta el riesgo de deslizamientos y caídas por los acantilados. Si un vehículo pierde el control, no hay barreras que lo detengan, y la caída puede ser mortal. Las lluvias frecuentes y las nubes bajas que cubren la carretera también empeoran la visibilidad, lo que aumenta aún más el riesgo de accidentes.

La carretera está en un estado de conservación variable. Mientras que algunas partes de la ruta han sido pavimentadas, muchas otras se mantienen en condiciones precarias, con tierra suelta y rocas, lo que hace que la conducción sea aún más difícil.

Las curvas cerradas y las pendientes abruptas, junto con el mal estado de algunas secciones de la vía, convierten a la Carretera de los Yungas en un desafío constante para los conductores, que deben estar en alerta durante todo el viaje.

La carretera fue construida en los años 30 por prisioneros paraguayos. | Foto: Getty

Turismo, ciclistas y transporte de mercancía

Otro factor importante es el tráfico en la carretera. Originalmente, la ruta fue diseñada para vehículos pequeños y para el paso de camiones que transportaban productos agrícolas. Sin embargo, con el aumento del turismo en la región, el volumen de vehículos ha crecido considerablemente. Los turistas que buscan experimentar la ruta como parte de un recorrido en bicicleta o en carro aumentan el riesgo, especialmente si no están acostumbrados a las complejidades del terreno.

En la actualidad, el gobierno boliviano ha comenzado a construir una nueva carretera alterna, más moderna y segura, para desviar el tráfico pesado de la peligrosa carretera de los Yungas. Esta nueva vía tiene mejores condiciones de seguridad, menos curvas cerradas y mayor capacidad para soportar el tráfico.