Las llantas son uno de los componentes más importantes para la seguridad y el rendimiento de un vehículo. Sin embargo, muchas veces pasan desapercibidas hasta que presentan un problema grave. Conocer los signos que indican cuándo es el momento de reemplazarlas puede evitar accidentes y mejorar la experiencia de conducción.

El dibujo o banda de rodadura es la parte de la llanta que está en contacto con la carretera. Su diseño permite evacuar agua y proporcionar tracción en diversas condiciones climáticas. Con el tiempo, este se desgasta, lo que reduce su capacidad para mantener el agarre, algo que puede ser un verdadero peligro.

La mayoría de los neumáticos nuevos tienen una profundidad de dibujo de entre 8 y 10 milímetros. Sin embargo, cuando esta se reduce a 1.6 milímetros, es un indicativo claro de que deben ser cambiadas. Una forma sencilla de medirlo de manera periódica y estar atento ante cualquier aspectos negativo que pueda percibir.

Es importante estar muy atento a los señales de las llantas para evitar cualquier riesgo. | Foto: Getty Images

El desgaste de las llantas no siempre ocurre de manera uniforme. Si nota que estas se están deteriorando más rápido en ciertas áreas (por ejemplo, en los bordes o en el centro), es una señal de que algo no está funcionando correctamente.

El desgaste irregular puede ser causado por una alineación incorrecta, problemas en la suspensión o presión de aire inadecuada. Si se nota esto, además de considerar el reemplazo de las llantas, sería prudente revisar el sistema de suspensión y asegurarse de que los neumáticos están correctamente alineadas y equilibradas.

La antigüedad y grietas

Incluso, si las llantas parecen estar en buen estado, su antigüedad es un factor determinante para decidir si deben ser reemplazadas. La goma de estas envejece con el tiempo y puede perder sus propiedades de elasticidad y adherencia, lo que afecta su rendimiento. La mayoría de los fabricantes recomiendan cambiarlas cada seis a diez años, independientemente del desgaste, por lo que es importante tener muy presente este aspecto.

Además, con el paso del tiempo, los neumáticos pueden desarrollar grietas en los costados debido a la exposición al sol, cambios de temperatura o simplemente por el envejecimiento natural del material. Estas aberturas pueden comprometer la integridad estructural de la llanta y aumentar el riesgo de que se reviente.

Del mismo modo, las protuberancias o bultos en la superficie indican que las capas internas están dañadas, lo que podría derivar en un fallo repentino mientras conduce. Si se observa cualquiera de estas señales, lo más seguro es cambiar las llantas lo antes posible.

Un descuido con las llantas puede desatar un grave accidente de tránsito. | Foto: Getty Images

Por otra parte, una vibración excesiva al conducir, especialmente en carreteras lisas, puede ser una marca de que las llantas están desgastadas o desalineadas. Aunque esta situación puede estar relacionada con otros problemas, como el sistema de suspensión o los frenos, los neumáticos suelen ser las principales culpables. Si experimenta este problema, es recomendable llevar el vehículo a un especialista para una inspección más detallada.

Igualmente, una reducción en el rendimiento del vehículo puede ser una señal de que las llantas están al final de su vida útil. Si se nota que el auto derrapa más fácilmente en superficies mojadas o que cuesta más detener el vehículo al frenar, es probable que estas estén perdiendo su capacidad de tracción.

Además, si el vehículo no responde como antes a los movimientos del volante, o si el consumo de combustible ha aumentado sin otra explicación aparente, también puede deberse a llantas desgastadas.

*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de Semana.