Conducir es una actividad diaria para millones de personas en el mundo, pero muchos no son conscientes de que ciertas prácticas al volante pueden generar daños mecánicos a largo plazo. Desde malos hábitos hasta el desconocimiento de las necesidades de mantenimiento del vehículo, las acciones aparentemente inofensivas pueden reducir significativamente la vida útil de un automóvil.
Uno de los errores más frecuentes es pasar por alto las señales de advertencia del tablero del auto. Las luces de check engine, presión de aceite, temperatura y batería son indicativos de que algo no está funcionando correctamente.
Aunque algunos conductores pueden ignorarlas en un intento de ahorrar dinero o por falta de tiempo, esto puede llevar a problemas mayores. Por ejemplo, si una luz de advertencia indica que el motor está sobrecalentado y no se actúa de inmediato, este puede sufrir daños irreversibles, como la deformación de las piezas internas o incluso su falla completa.
Además, los ruidos extraños, como golpeteos o chirridos, también son signos claros de que algo no va bien.
Muchos conductores optan por dejarlos pasar, pensando que es un problema menor. Sin embargo, estos sonidos suelen ser indicativos de problemas en el sistema de suspensión, los frenos o el motor, y si no se abordan a tiempo, pueden resultar en reparaciones costosas.
Frenar de manera brusca o innecesaria
Frenar con fuerza de manera constante es un error que muchos conductores cometen, especialmente en situaciones de tráfico pesado o durante la conducción en ciudad. Aunque los frenos están diseñados para soportar una cantidad significativa de uso, cuando es brusco o innecesario puede causar un desgaste acelerado de las pastillas y los discos.
Además, esto también puede generar calor excesivo en el sistema, lo que puede dañar los componentes internos y reducir la eficiencia.
El frenado agresivo también afecta otros componentes del vehículo: La suspensión, por ejemplo, puede verse comprometida, ya que se somete a un esfuerzo adicional cada vez que se realizan frenadas repentinas.
Este tipo de conducción puede también aumentar el consumo de combustible, ya que la desaceleración y aceleración constante requieren más energía del motor. La mejor forma de evitar este daño es anticipar el tráfico y frenar suavemente, permitiendo que el vehículo se detenga de manera progresiva.
No seguir el mantenimiento preventivo
Otro error crítico que afecta la mecánica del automóvil es no cumplir con los programas de mantenimiento preventivo recomendados por el fabricante. Cambios de aceite, filtros, líquidos y revisiones generales son esenciales para asegurar que el auto funcione correctamente y para prevenir daños costosos en el futuro.
El aceite del motor, por ejemplo, lubrica las partes móviles y evita que se desgasten prematuramente, por lo que no cambiarlo en los intervalos recomendados puede resultar en la acumulación de residuos, lo que puede ocasionar un sobrecalentamiento del motor y una disminución en su eficiencia.
Asimismo, el mantenimiento de los neumáticos es fundamental, muchos conductores no se toman el tiempo para revisar la presión de los neumáticos regularmente, lo que puede llevar a un desgaste desigual, menor eficiencia en el consumo de combustible y mayor riesgo de pinchazos. Conducir con neumáticos desgastados o con una presión incorrecta no solo es peligroso, sino que también puede causar daños en la suspensión y en el sistema de dirección.
Los filtros de aire y combustible también juegan un papel clave en la salud del motor. Cuando el primero está obstruido puede reducir la eficiencia del motor, mientras que si el segundo está sucio puede causar problemas en la inyección y generar un rendimiento deficiente.
*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de Semana.