Ratan Tata, el empresario indio que dirigió el grupo Tata y lo transformó en un gigante industrial a nivel mundial, ha fallecido este miércoles 9 de octubre a los 86 años de edad, según ha comunicado la propia compañía mediante una nota de prensa.
“[Ratan fue] un líder verdaderamente fuera de lo común, cuyas inconmensurables contribuciones han dado forma no solo al grupo Tata, sino también al tejido mismo de nuestra Nación”, ha expresado el presidente de Tata, Natarajan Chandrasekaran.
Ratan, que pilotó el conglomerado durante 21 años, se encontraba en cuidados intensivos en un hospital de Bombay, Indica, acorde a la información que transmitieron a Reuters dos fuentes con conocimiento directo del asunto.
Ratan asumió las riendas de Tata de 1991 a 2012. Bajo su dirección, la empresa se embarcó en una campaña de expansión internacional que incluyó la adquisición de activos tan emblemáticos como la siderúrgica Corus en 2007 o la marca de automóviles de lujo Jaguar Land Rover en 2008.
No obstante, a pesar de haber dejado el cargo, Ratan volvió a la empresa como consejero delegado interino en 2016 tras una disputa interna con el que había sido su sucesor, Cyrus Mistry, que se saldó con un ‘golpe’ en el consejo de administración de Tata que desalojó a este último.
Actualmente, a través de más de dos docenas de empresas que cotizan en bolsa, Tata fabrica productos que van desde el café y los coches hasta la sal y el software, gestiona aerolíneas y ha creado la primera ‘superapp’ de la India. Además, colabora con la taiwanesa TSMC, uno de los mayores fabricantes mundiales de microchips y proveedor de Apple y Nvidia.
Tata Indica, uno de los “peores” carros que llegó al país
En Colombia, muchos recuerdan el popular Tata Indica, taxi pequeño que se sumó a la ola de los llamados ‘zapaticos’, vehículos que cambiaron la industria del transporte de pasajeros en las ciudades, pues debido a su tamaño, motor pequeño y poco consumo de gasolina, se convirtieron en una gran alternativa para los viejos taxis.
Pese a esto, este modelo, el Tata Indica, no gozó de muy buena reputación y desapareció rápidamente de las vitrinas colombianas, pues sus clientes siempre se quejaron por la falta de representación de la compañía en el país y por la pésima calidad de ese carro que, en su mayoría, fue destinado al servicio público.
Este modelo llegó a Colombia a principio de siglo, sobre el año 2002, y dejó de comercializarse en 2003. Muchos de los dueños se quejaron por la falta de repuestos, los prematuros daños en muchos de sus componentes y porque, en realidad, para algunos transportadores pequeños, resultó ser una pésima inversión.
El Indica contaba con un motor 1,4 diésel, que, según los testimonios, sonaba demasiado y emitía grandes cantidades de humo, lo que se sumó a la larga lista de reclamos que presentaron los dueños de estos carros.