A la hora de conducir, una de las costumbres más comunes es la de hacerlo con el vidrio abajo, algo que los conductores disfrutan mucho y que puede representar frescura a la hora de ir al volante en zonas con climas cálidos o ambientes seguros.
Sin embargo, existen algunas recomendaciones en las que queda en evidencia que esta práctica no es tan gratificante como parece ya que podría desencadenar duras afectaciones, no solo al vehículo, sino al bolsillo de su propietario.
¿Por qué conducir con los vidrios abajo es malo?
Seguridad en la conducción
Una de las principales razones para evitar conducir con los vidrios abajo es la seguridad. Con los vidrios abiertos, el vehículo puede estar más expuesto a diversos peligros. Por ejemplo, los objetos que vuelan, como piedras o desechos de la carretera, pueden ingresar al interior del vehículo y causar daños o lesiones. Además, los vidrios abiertos pueden permitir el acceso más fácil a los ladrones, aumentando el riesgo de robo de pertenencias del vehículo.
El ruido externo también es un factor importante. Los vidrios abajo permiten que el ruido de la carretera, el tráfico y otros sonidos ambientales ingresen al habitáculo, lo que puede distraer al conductor y dificultar la concentración. Esto puede afectar negativamente la capacidad del conductor para escuchar señales acústicas importantes, como las sirenas de emergencia o el claxon de otros vehículos.
Se eleva el gasto de combustible
Esta usual práctica afecta la aerodinámica del vehículo, lo que puede resultar en una disminución de la eficiencia del combustible. Los vehículos están diseñados con una forma aerodinámica para reducir la resistencia al aire y mejorar el consumo de gasolina. Cuando los vidrios están abajo, el flujo de aire se vuelve turbulento, aumentando la resistencia aerodinámica.
Este incremento en la resistencia significa que el motor tiene que trabajar más para mantener la velocidad, lo que resulta en un mayor consumo de combustible. Aunque la diferencia en el consumo de combustible puede no ser significativa en distancias cortas, puede acumularse en viajes largos, afectando negativamente la economía del combustible.
Confort del conductor y los pasajeros
El confort dentro del vehículo también se ve afectado cuando se conducen los vidrios abajo. La entrada de aire caliente y la exposición a las condiciones meteorológicas externas pueden hacer que el interior del vehículo sea incómodo. En un día caluroso, el flujo de aire exterior puede ser cálido y desagradable, y en un día lluvioso, los vidrios abajo pueden permitir que entre agua, causando humedad y posibles daños al interior.
Además, la falta de un control adecuado de la ventilación puede hacer que sea difícil mantener una temperatura agradable en el habitáculo. Los sistemas de climatización de los vehículos modernos están diseñados para mantener una temperatura interior constante y cómoda. Con los vidrios abajo, la eficiencia del sistema de aire acondicionado o calefacción puede verse comprometida, lo que resulta en un ambiente menos confortable para todos los ocupantes.
Seguridad en condiciones climáticas adversas
Conducir con los vidrios abajo también puede ser problemático en condiciones climáticas adversas. En climas fríos, los vidrios abiertos permiten que el aire frío entre en el vehículo, lo que puede hacer que la conducción sea incómoda y afectar la capacidad del conductor para mantener una buena visibilidad. En climas lluviosos, los vidrios abajo pueden permitir que entre agua, lo que puede crear condiciones resbaladizas y peligrosas en el interior del vehículo.
Protección de la salud y bienestar
La exposición continua al aire exterior mientras se conduce con los vidrios abajo también puede tener implicaciones para la salud. En áreas con alta contaminación del aire, como ciudades grandes, los contaminantes y alérgenos pueden ingresar al vehículo y afectar la salud de los ocupantes. Además, el aire exterior puede estar cargado de polvo y otros contaminantes que pueden irritar las vías respiratorias y exacerbar problemas de salud preexistentes.