Esta primera operación consistirá en una venta de arroz venezolano a Cuba, seguida de un intercambio entre Venezuela y Bolivia, según informó esta semana el ministro de Finanzas venezolano, Alí Rodríguez Araque. Rodríguez señaló que todavía la fecha no es precisa, pues falta afinar detalles, como "estructurar la cámara de compensación". Lo que sí sabe es que, por ahora, el sucre -o Sistema Único de Compensación Regional- será justamente eso: un mecanismo de compensación y no propiamente una moneda. Operaciones virtuales sin moneda física, explicó Rodríguez Araque. Sin embargo, los países que lo adoptan esperan que sirva para liberarlos "de la dictadura del dólar, que el imperio yanqui le impuso al mundo", según declarara en una oportunidad uno de sus principales impulsores, el presidente venezolano Hugo Chávez. Algunos aplauden la iniciativa, mientras que otros consideran un objetivo lejano el que países poco acostumbrados a la disciplina fiscal logren imitar el camino transitado por Europa con su moneda única, o euro. Fórmula probada Explicado de una forma simple, a través del sucre los países involucrados sumarán y restarán el valor de los productos que se compren y se vendan. El saldo quedará en una cuenta local a favor del país correspondiente. De esta manera, las partes se ahorran la necesidad de "triangular", es decir, de recurrir al dólar para cancelar efectivamente la totalidad del intercambio. Es lo que va a pasar a fin de mes cuando Bolivia le compre cemento asfáltico a Venezuela y Venezuela adquiera madera, alimentos, textiles y otros productos de Bolivia. Según el profesor de finanzas internacionales de la Universidad Católica Andrés Bello, Ramiro Molina, el sucre no es una gran novedad. Un sistema similar, impulsado por la Asociación Latinoamericana de Integración, Aladi, se encuentra vigente para todos los países del subcontinente. "Lo de Aladi es un sistema probado. El Sucre es un Aladi ligeramente mejorado y facilitado en ciertos aspectos", señaló Molina. De acuerdo con el especialista, lo que diferencia a los dos formatos es el aspecto político. "El sucre tiene un objetivo más táctico, de utilizar un sistema parecido al de Aladi para conformar mecanismos de pago que compensan directamente sin recurrir a otra moneda. Y eso puede ir afinando las relaciones y la integración entre esos países", indicó. Ambiciones Algunos comentaristas han criticado el hecho de que el intercambio comercial entre los miembros del ALBA es efectivamente pequeño, por lo que el sucre no sería atractivo para un número de pequeños y medianos comerciantes. Molina cree que efectivamente servirá para estimular ese intercambio: "El mecanismo es simple y permite ahorrarse unos realitos en vez de estar triangulando". Pero para el experto, "decir que eso va a ser una moneda única es un poco ambicioso todavía". Incluso, concluyó Molina, se ha retrasado la instrumentación del sucre, que fue aprobado efectivamente en abril pasado, porque "le han metido esa grandilocuencia retórica de que es moneda común y va a contrarrestar el dólar".