Aunque parezca extraño, este viernes 7 de octubre se celebra el ‘día mundial del calvo’, pero detrás de esta característica, no siempre está la estética, pues se puede estar escondiendo un tema de salud, como algo genético o la alopecia (una patología que puede afectar el cuero cabelludo e incluso todo el cuerpo y que puede ser temporal o permanente).
Sobre la alopecia se han creado mitos en los que hoy ya nadie cree y otros que todavía hacen parte de la cultura popular, que siguen bajo estudio de académicos en todo el mundo. El exceso de sexo era para Aristóteles el causante de la calvicie, mientras que en el imperio romano se pensaba que el uso de cascos de metal generaba la caída de pelo en los hombres.
La alopecia más común es la androgénica y está más asociada con los varones. Es una enfermedad que en un 90% de los casos ocurre en hombres, sin embargo, también puede afectar a mujeres.
“La pérdida de cabello puede producir falta de autoconfianza, estrés, ansiedad e incluso depresión”, explicó para La Vanguardia la sicóloga Silvia Sumell. Del mismo modo, de acuerdo al British Journal of Dermatology, “los pacientes con alopecia experimentan una autoestima más baja y una peor calidad de vida”, aunque por supuesto el mayor impacto está en las mujeres.
Respecto a la salud física, trabajos académicos en la Universidad de Tokio y en la española Universidad de Granada, llegaron a la conclusión de que existe una mínima relación entre la alopecia y enfermedades cardíacas o de la próstata e incluso existe la idea contraria, de que la producción de testosterona en algunos hombres calvos puede evitar tumores malignos en ese órgano.
En medio de la definición algo subjetiva sobre qué tan buena o mala es la calvicie, para quienes quieran enfrentarla existen los tratamientos de injerto capilar o la pastilla de baricitinib, aprobada en junio pasado por la FDA, la agencia de medicamentos de Estados Unidos. Sin embargo, en ambos casos los costos sobrepasan el presupuesto del 30% de los hombres mayores de 30 años que padecen alopecia androgénica, por lo que la aceptación puede terminar siendo la mejor alternativa.
La Clínica Universidad de Navarra detalla los cinco tipos de alopecia que existen, los cuales se dividen entre en dos grandes grupos: las no cicatriciales y las cicatriciales.
Entre las primeras, se encuentra la alopecia androgénica, la cual es una de las formas más comunes de esta afección. La forma en que se presenta varía de acuerdo con el sexo; así pues, en las mujeres ocurre de manera difusa, explican desde la institución médica, provocando la caída del cabello, pero sin dejar zonas calvas.
Forman parte de las alopecias no cicatriciales: la areata, que se caracteriza por producir parches en el cabello, donde luego vuelve a nacer pelo; la traumática, que se originan por alguna lesión o traumatismo físico, y finalmente la difusa, entendida como una caída de cabello abundante, pero no localizada y reversible.
La principal diferencia entre un grupo y otro recae en la permanencia de la condición. Lo que implica que, al referirse a las alopecias cicatriciales, los expertos señalan que es un tipo de calvicie irreversible, debido a que son originadas por un problema en la estructura folicular. De acuerdo con la precisión que hace la Clínica Universidad de Navarra en su artículo, la alopecia permanente puede deberse a daños, malformaciones o ruptura total de dicha estructura.