Un accidente cerebrovascular (ACV) se presenta cuando se interrumpe o se reduce el suministro de sangre a una parte del cerebro, lo que impide que reciba oxígeno y nutrientes. Si esto ocurre, las células cerebrales comienzan a morir en cuestión de minutos.
Estos eventos pueden ser de dos tipos: isquémico y hemorrágico. El primero se presenta cuando el flujo de sangre en una arteria es bloqueado o tapado por un coágulo que pudo haberse formado en el mismo sitio (trombosis) o en una parte distante como el corazón o un vaso del cuello y de allí migra a la arteria del cerebro (embolia).
Esto provoca que el tejido cerebral se quede sin oxigenación y se genere la muerte. A este tipo de ACV se le conoce popularmente como trombosis, según la Fundación Clínica del Norte.
El segundo se da cuando una arteria enferma se rompe, ya sea por daño crónico o por acumulación de calcio y colesterol en sus paredes (aterosclerosis), o por la presencia de lesiones como aneurismas o malformaciones vasculares.
Los primeros síntomas que advierten de un ACV son: dolor e incomodidad general, pies y manos hinchados, problemas al hablar, debilidad y parálisis en un lado del cuerpo, dolor de cabeza, problemas respiratorios, pérdida de visión y adormecimiento de las extremidades.
Información del instituto Mayo Clinic indica que la dificultad para hablar normalmente se acompaña de problemas para entender lo que otros están diciendo. En este caso se puede experimentar confusión e inconvenientes para articular las palabras.
La parálisis o entumecimiento se presenta normalmente en la cara, el brazo o la pierna, de un lado del cuerpo. Los expertos recomiendan tratar de levantar ambos brazos por encima de la cabeza al mismo tiempo. Si uno se comienza a caer, es posible que la persona esté sufriendo un accidente cerebrovascular. Además, un lado de la boca puede caerse cuando trata de reír.
En caso de estar a punto de sufrir este tipo de eventos, es posible que se presente un dolor de cabeza súbito y grave, acompañado de vómitos, mareos o alteración del conocimiento.
También es común experimentar problemas para caminar. El paciente puede tropezar o perder el equilibrio y experimentar mareos repentinos o pérdida de coordinación.
La dimensión del daño en un ACV depende de la cantidad de cerebro que se afecte, la zona afectada y qué tan rápido se resuelva el evento, así como la oportunidad con que el paciente reciba la atención médica y el tratamiento.
En algunas personas no produce efectos duraderos, pudiéndose recuperar completa o casi totalmente, mientras que en otras es posible que pierdan funciones del cuerpo importantes de por vida, como mover alguna extremidad o hablar.
¿Cómo prevenirlo?
Según Mayo Clinic hay algunas acciones que se pueden adoptar para prevenir un accidente cerebrovascular. Una de ellas es el control de la presión arterial alta (hipertensión).
También es clave llevar una dieta saludable con el fin de evitar que los niveles de colesterol y otro tipo de lípidos se acumulen en la sangre y las arterias.
Dejar de fumar, controlar la diabetes, consumir una dieta rica en frutas y verduras, hacer ejercicio de manera regular y beber alcohol con moderación pueden ser también de gran ayuda para evitar este tipo de eventos. De igual forma, se debe tratar la apnea obstructiva del sueño y evitar drogas sicoactivas como la cocaína.
Factores de riesgo
De acuerdo con información del Ministerio de Salud y Protección Social, algunos de los factores de riesgo para que se presente un ACV son los siguientes:
- Consumo de tabaco
- Alimentación poco saludable
- Sedentarismo
- Tensión arterial alta (hipertensión)
- Concentración alta de azúcar en la sangre (hiperglucemia o diabetes)
- Concentración alta de lípidos en la sangre (hiperlipidemia).
- Sobrepeso y obesidad
- Consumo excesivo de alcohol
- Síndrome metabólico
- Estrés crónico
- Ritmo cardiaco irregular (fibrilación auricular).