El aceite de oliva se ha utilizado desde hace cientos de años y es recomendado por los expertos, debido a que contiene ácidos grasos monoinsaturados, que son considerados una grasa saludable.

Los especialistas recomiendan utilizar este aceite en lugar de otros alimentos grasos, en particular la mantequilla y la margarina en barra. Pero también indican que no se puede hacer que los alimentos poco saludables sean más saludables simplemente añadiéndoles este tipo de aceite, explica un informe del instituto de investigaciones médicas Mayo Clinic. Su uso debe estar enmarcado en el consumo de una dieta equilibrada y la práctica de ejercicio.

La Fundación Española del Corazón indica que los estudios científicos muestran que el aceite de oliva protege contra la inflamación, el estrés oxidativo y el riesgo cardiovascular provocados por el envejecimiento.

Según esta institución, los científicos aportan cada vez más pruebas de las propiedades beneficiosas del aceite de oliva para la salud. Gracias a su alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, ayuda a elevar los niveles de colesterol HDL (bueno), disminuye el malo, controla la hipertensión y reduce la aparición de trombosis, a la vez que previene la aparición de diabetes.

Una de las bondades que se le atribuye es que puede ayudar con la pérdida de peso. De acuerdo a un estudio publicado por la revista American Journal of Nutrition, aderezar las ensaladas u otras comidas con aceite de oliva aumenta el flujo de sangre al cerebro, en específico a áreas asociadas a la sensación de satisfacción, por lo que ayuda a reducir el apetito, según el portal de bienestar Salud 180, de México. Para lograr ese objetivo, se puede utilizar de varias formas.

Aceite de oliva y limón

Si bien el aceite de oliva no “quema” la grasa, sí facilita que se pierda peso porque mejora procesos como la función hepática y digestiva, además tiene un efecto saciante y sus ácidos grasos monoinsaturados mejoran la descomposición de la grasa almacenada en el abdomen.

Por su parte, el limón contiene dos ingredientes que se asocian con un peso saludable: herpedina y ácido ascórbico (vitamina C). Las personas que incluyen en su dieta abundante vitamina C logran hacer frente al colesterol en la sangre, las grasas almacenadas y las toxinas que hacen retener líquidos.

Otro aspecto es que los limones contienen pectina, un tipo de fibra soluble que se convierte en gel cuando se mezcla con agua o con un poco de aceite de oliva. Esta combinación potencia la depuración del intestino y del hígado, a la vez que favorece la pérdida de peso, según información del portal Mejor con Salud.

Con jengibre

El jengibre es una raíz que produce un efecto termogénico en el cuerpo. Según algunos análisis, este alimento es capaz de activar el sistema nervioso y, como consecuencia, todos los procesos que producen energía, que también se abastece de grasa, lo que indica que esta raíz es un quemagrasas natural. Se puede añadir un poco de jengibre al aceite para aderezar las ensaladas, por ejemplo.

Con sal y pepino

Los pepinos son un alimento refrescante y saludable. Su alto contenido en agua hace que tenga una baja cantidad de calorías. Además, contiene mucha fibra que ayuda a eliminar las toxinas del cuerpo. Se puede añadir una pizca de sal y aceite de oliva a un par de pepinos y se conseguirá un alimento ideal para ayudar en la pérdida de peso.

Pimienta de cayena

Esta especia es un estimulante digestivo y ayuda en la producción de jugos y enzimas gástricas que digieren los alimentos que las personas consumen, eliminando las toxinas que se generan en el cuerpo. También acelera el metabolismo y la quema de grasa. Un truco para tomar pimienta cayena es poner un par de ellas en una botella de cristal con aceite para aderezar los platos.

Con vinagre balsámico

El vinagre balsámico tiene muy pocas calorías y, entre sus muchos nutrientes, destaca el potasio. Este es un mineral diurético que elimina toxinas del cuerpo. La mezcla es ideal para aderezar ensaladas y otro tipo de platos de la gastronomía.