Una de las enfermedades que más afecta a los jóvenes en todo el mundo es el acné. Si bien ocurre con mayor frecuencia en esta población, también es una afección que puede presentarse en algunos adultos.
Mayo Clinic define esta enfermedad como “un trastorno de la piel que ocurre cuando los folículos pilosos se tapan con grasa y células cutáneas muertas, causando puntos blancos, puntos negros o granos. El acné es más común entre los adolescentes, aunque afecta a personas de todas las edades. Hay tratamientos eficaces para el acné, pero el acné puede ser persistente. Los granos y erupciones cicatrizan lentamente, y cuando uno empieza a desaparecer, otros parecen aflorar”.
Para la entidad, el acné puede causar, además de cicatrices en la piel, sufrimientos emocionales para las personas, por lo que advierte que su tratamiento debe ser rápido.
Hay cuatro factores principales que causan el acné: exceso de producción de materia grasa (sebo), folículos pilosos obstruidos por materia grasa y células muertas de la piel, bacterias e inflamación.
El acné suele aparecer en la cara, la frente, el pecho, la parte superior de la espalda y los hombros, pues estas zonas tienen la mayor cantidad de glándulas sebáceas y los folículos pilosos están conectados a estas glándulas.
Entre los factores que pueden producir acné están los cambios hormonales, algunos medicamentos, la alimentación y el estrés, aunque este último no es una causa directa, pero si ya se padece de acné, puede empeorar el diagnóstico.
Son diversos tipos de lesiones o granos que puede causar el acné, así las describe el Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel (NIAMS, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos:
- Los que permanecen debajo de la piel y producen un bulto blanco (que se conocen como espinillas blancas o comedones cerrados).
- Los que llegan a la superficie de la piel y se abren (puntos negros o comedones abiertos).
- Los que aparecen como pequeñas protuberancias rosadas en la piel y pueden ser sensibles al tacto.
- Los que están cubiertos de lesiones blancas o amarillas llenas de pus, cuya base puede ser roja.
- Los que causan lesiones profundas, dolorosas y llenas de pus.
La piel es el órgano más grande del cuerpo, de ahí la importancia de su cuidado. En el transcurso del día esta está expuesta a diferentes factores externos que la pueden afectar, como lo son la contaminación, el humo del cigarrillo, los rayos ultravioleta –UV– emitidos por el sol, entre otros, así como también a las capas de maquillaje de uso diario.
Esto puede provocar el envejecimiento prematuro de la piel, la aparición de manchas y el desarrollo del acné, entre otras consecuencias. Pese a que el panorama no suena tan alentador, hay algunas medidas tempranas que pueden tomar las personas para prevenir estos efectos en la piel, las cuales deben ser llevadas a cabo justo antes de ir a dormir.
La dermatóloga Olga Lucía Forero, especialista en medicina antienvejecimiento avalada por la Sociedad Argentina de Medicina Antiaging, explica que “la limpieza facial es de vital importancia para lucir una piel cuidada y bella. La contaminación, el polvo y la grasa que producimos taponan los poros, favoreciendo la aparición de acné y otras patologías”.
En ese sentido, es preciso llevar a cabo una rutina de limpieza facial antes de acostarse, puesto que en la noche la piel se regenera y se recupera de las lesiones que haya sufrido durante el transcurso del día. El Portal Femenino, dedicado a temas de belleza, explica que mientras se duerme la respiración y la presión sanguínea se estabilizan y es ahí donde comienza el proceso de reparación celular que realiza el organismo de forma natural.
La alimentación juega un papel importante en la salud en general y, por ende, en el cuidado de la piel. Una dieta sana y balanceada, rica en antioxidantes y vitaminas, ayudará a prevenir la formación de granos. Por lo anterior, se recomienda cenar alimentos saludables que prevengan la generación de grasas en el organismo, así como también es prudente evitar el exceso de azúcar.
Se debe también limpiar muy bien la piel, se haya o no utilizado maquillaje durante el día. Luego, se procede con una rutina de exfoliación e hidratación de este órgano. La exfoliación ayuda a abrir los poros y permite la oxigenación de las células, mientras que las cremas hidratantes –que se aplican después– ayudan a relajar la piel y dejan que absorba los nutrientes del ungüento, explica Portal Femenino.
Dormir bien, usar sábanas de algodón natural y evitar, a toda costa, reventar los granos, son otros consejos que sugiere el portal para prevenir la aparición de acné en la piel.