Según cifras de la Organización Mundial de la Salud, un entorno laboral negativo puede causar problemas físicos y psíquicos, como ansiedad y depresión, que tienen repercusiones económicas importantes: se estima que cuestan anualmente a la economía mundial US $1 billón en pérdida de productividad.
Dichos espacios pueden convertir a las personas adictas al trabajo con el fin de cumplir las expectativas que el entorno plantea. En el caso particular de América Latina, según la OCDE el 28 % de los empleados en Colombia trabajan más de 50 horas a la semana, y tan solo en México, alrededor del 55 % de los empleados son adictos al trabajo.
Actualmente, existe un término con el que se definen aquellas personas adictas al trabajo: workaholic, un acrónimo creado a partir de las palabras del idioma inglés “work” (trabajo) y “alcoholic” (alcohólico). Un workaholic o trabajólico, según la Real Academia Española (RAE), es una persona que trabaja afanosa y compulsivamente.
Ese irresistible impulso a trabajar constantemente se convierte en una necesidad continua e incontrolable de trabajar que termina afectando la salud, el bienestar, las relaciones e incluso el mismo entorno laboral al que se le dedica todo el tiempo.
De acuerdo con Momentu, startups enfocadas en bienestar emocional, una persona adicta al trabajo tiene un perfil particular que puede incluir las siguientes características:
1. Trabajar más de 12 horas.
2. Siempre estar pendiente de su celular para ver si recibe algún mensaje del trabajo.
3. Trabajar aún estando enfermo.
4. Nunca rechazar nuevos proyectos porque siente que no tiene el poder de decir que no.
5. El principal tema de conversación de la persona es el trabajo.
6. No salir de vacaciones ni disfrutar el tiempo libre porque siempre está pensando en el trabajo.
7. Comer mientras trabaja.
8. Dormir pocas horas.
9. Demostrar constante sensación de temor o angustia por el trabajo.
Otra manera de identificar la adicción al trabajo es respondiendo con Sí o No estas preguntas: ¿Se pasa la mayor parte del tiempo trabajando?, ¿Se reciben frecuentemente llamadas de la oficina fuera del horario laboral?, ¿Se siente que el tiempo no alcanza? Si las respuestas son afirmativas en más de dos preguntas, es posible que haya adicción al trabajo.
Dejar de ser un trabajólico y cambiar los hábitos que sostienen ese estilo de vida poco saludable requiere de determinación y ayuda profesional. Para mantener el equilibrio entre el trabajo y la vida personal, los especialistas recomiendan priorizar actividades, aprender a delegar responsabilidades, aprender a decir que no, cuidar el bienestar mental y emocional con psicólogos, y desconectarse del trabajo en cuanto termina la jornada laboral.
Otras soluciones pueden ser establecer espacios para compartir con familia o amigos, hacer ejercicio, practicar yoga y meditación, establecer y respetar los horarios de las actividades personales.
Cabe resaltar que el Instituto de Seguridad Laboral de Chile afirma que la sobrecarga de trabajo puede producir tensión y estrés, afectando al trabajador en sus horarios y ritmos biológicos. Además, se pueden presentar perturbaciones psíquicas como ansiedad, irritabilidad, estados depresivos, etc., originados en la fatiga mental.
También, hay una “sensación de aislamiento que a la vez provoca desequilibrios y conductas alteradas, tanto a nivel socio afectivo como cognitivo”, explica la institución.
Así mismo, como se mencionó anteriormente, la adicción al trabajo debe ser diagnosticada y tratada por un especialista, por lo que no se debe recurrir a tratamientos sin antes consultar al médico pues se pueden ver afectadas otras patologías.