El campo magnético de la Tierra es indispensable para la vida en el planeta, teniendo en cuenta que desvía el viento solar, evitando la erosión de la atmósfera y el bombardeo de parte superficial por radiación de alta energía. En caso de que esta protección no existiera, la Tierra podría ser como Marte, árida y con altas temperaturas. Dicho campo está formado por un océano de hierro líquido en espiral sobrecalentado, que se encuentra 3.000 km debajo de la superficie terrestre. Entre África y América del Sur se ha encontrado una región de intensidad magnética reducida, que ha llamado la atención de los investigadores. Esta anomalía está provocando que los satélites y otros objetos que lanza el hombre desde la tierra tengan fallas técnicas cuando transitan por esta área. Este debilitamiento podría generar una inversión de los polos, es decir que el del norte pasa al sur y el del sur al norte, algo que sucedió por última ocasión hace 780.000 años.

Esto ha llamado la atención de los científicos de la Agencia Espacial Europea (ESA), que por medio de la misión Swarm han recogido datos que confirman la existencia de esta anomalia magnética y otra nueva.

La ESA ha utilizado magnetómetros y sensores de campo eléctrico, que están instalados a bordo de tres satélites idénticos, para recoger información que es analizada por elgrupo Swarm Data, Innovation and Science Cluster (DISC), que lleva desde finales de 2013 estudiando la anomalía. Jürgen Matzka, del Centro de Investigación de Geociencias de Alemania, explicó que: “El nuevo mínimo oriental de la Anomalía del Atlántico Sur ha aparecido en la última década y en los últimos años se está desarrollando vigorosamente”. El científico explicó que el reto que tienen ahora es entender porque se genera este cambio desde el núcleo de la tierra. “Somos muy afortunados de tener los satélites Swarm en órbita para investigar el desarrollo de la anomalía del Atlántico Sur. El desafío ahora es comprender los procesos en el núcleo de la Tierra que impulsan estos cambios", señaló Matzka. De acuerdo con los expertos, el campo ha perdido el nueve por ciento de su intensidad durante los últimos 200 años y que ahora hay una debilidad mayor entre América del Sur y África.

El grupo de investigadores encontró que entre 1970 y 2020, la fortaleza en esta región se ha reducido de alrededor de 24.000 nanoteslas a 22.000. Algo que llama la atención es que la anomalía ha crecido y se ha movido hacia el oeste a un ritmo de alrededor de 12 millas por hora. Pese a estos hallazgos, la ESA ha enviado un mensaje de tranquilidad señalando que no hay que alarmarse por las consecuencias, pues “la disminución de la intensidad en el Atlántico Sur que ocurre ahora está dentro de lo que se considera niveles normales de fluctuaciones”. En cuanto a la teoría de que los polos están en proceso de reversión, los expertos señalan que esto sucederá durante varios miles de años y que es poco probable que el campo desaparezca completamente.

Actualmente, el único problema son los fallos en los satélites que pasan por arriba de la anomalía, teniendo en cuenta que allí hay mayor flujo de viento solar que en otras regiones.