A simple vista, el olor y el sabor del ajo se puede reconocer fácilmente. Este alimento tiene un papel esencial en la dieta mediterránea y contribuye a reducir la sal en las preparaciones. Adicional a ello, es un ingrediente muy utilizado en la medicina tradicional para tratar algunas enfermedades y reducir varias dolencias.

Según Miguel Ángel Martínez Olmos, miembro del área de nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), y Josep Allué, que hace parte del área de Plantas Medicinales y Homeopatía del Colegio de Farmacéuticos de Barcelona (COFB), el ajo es una planta de la misma familia que la cebolla, los puerros y las chalotas. Sus observaciones las recoge el portal Cuidate Plus.

“El ajo contiene cantidades significativas de algunos micronutrientes como el manganeso, la vitamina B6, la vitamina C y el selenio, y es bajo en calorías. Es rico en polifenoles y otras sustancias antioxidantes, que aumentan más en el ajo negro (obtenido a través de una transformación del ajo blanco a temperatura y humedad constantes)”, señala Martínez Olmos.

Entre tanto, el bulbo de ajo incluye alrededor del 1 % del aminoácido azufrado alicína, el cual se convierte en alicina cuando se machaca. Esta sustancia y sus derivados son los responsables del su olor característico.

Por otra parte, los expertos indican que el ajo también contiene aminoácidos proteinógenos, diversos compuestos sulfurados (principalmente bisulfuro de alilo), quercetina, fructanos (principalmente inulina), elementos minerales (potasio, calcio, manganeso, selenio) y otras vitaminas B, además de la B6 (B1, B2, B3 y B5).

El ajo tiene múltiples propiedades beneficiosas para la salud. | Foto: Copyright LUCY LAMBRIEX, 2016

Como tal, el ajo puede consumirse crudo, también se puede incluir en distintas preparaciones, pero una de las mejores formas de consumirlo es por medio de infusión para proteger la salud del corazón, especialmente para reducir los niveles de colesterol malo y los triglicéridos en sangre. La función del ajo inhibe su oxidación reduciendo el riesgo de sufrir aterosclerosis y al mismo tiempo favorece la circulación de la sangre por causar un efecto vasodilatador.

Ahora bien, gracias al poder antioxidante y antiinflamatorio del ajo, ayuda a proteger las células del cerebro y disminuir el daño causado por los radicales libres, los cuales están implicados en el surgimiento de enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer y la demencia.

Del mismo modo, ayuda a estimular las funciones respiratorias gracias a sus propiedades expectorantes y antisépticas que ayudan a tratar la gripe, tos, resfriados, ronquera, asma, bronquitis y afecciones pulmonares.

Los triglicéridos son importantes en el mantenimiento de la salud, siempre y cuando sus niveles estén saturados por debajo de los 150 mg/dL. Getty Images. | Foto: Getty Images

¿Cómo preparar el té de ajo?

Este té se debe preparar con un diente de ajo por cada 100 a 200 mililitros de agua. Luego, añadir el ajo picado o machado en agua hirviendo y mantenerlos durante 10 minutos a fuego alto.

Pasado este tiempo, dejar reposar la infusión y consumir la bebida. Para mejorar el sabor del té, se puede añadir un poco de jengibre rallado, unas gotas de limón o una cucharada de miel.

El agua de ajo también es una forma ideal de consumir este alimento para combatir las enfermedades que afectan el corazón. Tua Saúde indica que se debe colocar un diente de ajo machacado en 100 mililitros de agua y dejar reposar la mezcla durante toda la noche. Según indicaciones de los expertos, esta agua se debe consumir en ayunas para ayuda a limpiar el intestino y reducir el colesterol.

El agua de ajo ayuda a reducir los niveles de colesterol malo. | Foto: chrisboy2004

Cabe mencionar que el consumo de estas bebidas es importante regularlo y no consumirlo en exceso, porque de lo contrario podría causar problemas digestivos, cólicos, gases, vómitos, diarrea, dolor de cabeza y mareos.

Por otra parte, el consumo de ajo crudo está contraindicado para recién nacidos, durante la cicatrización, en el postoperatorio de cirugías, en personas que sufran de presión baja, dolor en el estómago, hemorragias y en individuos que utilicen medicamentos para fluidificar la sangre.