La glucosa es un tipo de azúcar y es la principal fuente de energía del cuerpo, de acuerdo con MedlinePlus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

No obstante, una cantidad excesiva de glucosa en la sangre (hiperglucemia) puede ser un signo de diabetes, una enfermedad que causa enfermedad del corazón, ceguera, insuficiencia renal y otras complicaciones.

Por ello, para conocer los niveles de glucosa hay que realizarse un examen de sangre o tomarse una prueba de sangre con un glucómetro el que revelará los valores y según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus sigla en inglés) los valores de azúcar en la sangre de 140 mg/dl o menores a las 2 horas de haber comer se consideran normales, los valores de 140 a 199 mg/dl indican que tiene prediabetes y los de 200 mg/dl o mayores indican que tiene diabetes.

Dicho lo anterior, si lo glucosa está alta, el portal Mejor con Salud reveló que el agua con linaza ayuda a regular los niveles, pues “por su contenido en fibra impide que el azúcar sea absorbido de forma rápida”, según el portal portugués de salud, nutrición y bienestar Tua Saúde.

En consecuencia, para obtener los beneficios hay que hervir un litro de agua y cuando esté en su punto de ebullición, se agregan dos cucharadas de linaza que se deberán dejar reposando por tres minutos. Pasado ese tiempo se retira la mezcla del fuego y se espera a que se enfríe, se cuela y se consume.

Sobre la misma línea, Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, reveló que otros consejos para incluir la linaza en la dieta son:

  • Agregar una cucharada de linaza molida al cereal caliente o frío del desayuno.
  • Agregar una cucharadita de linaza molida a la mayonesa o mostaza cuando se prepare un sándwich.
  • Añadir una cucharada de linaza molida a un envase de yogur de ocho onzas.
  • Añadir linaza molida a las galletas dulces, pasteles, panes y otros productos horneados.

De todos modos, antes de consumir algún alimento lo primero que hay que hacer es consultar al médico tratante o a un nutricionista para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona, pues las anteriores recomendaciones no son las indicadas para todas las personas, ya que la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica.

Por su parte, otros hábitos que ayudan a regular la glucosa incluyen:

  • Hacer ejercicio: Las nuevas directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan por lo menos de 150 a 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o vigorosa por semana para todos los adultos, incluidas las personas que viven con afecciones crónicas o discapacidad, y un promedio de 60 minutos al día para los niños y adolescentes.
  • Seguir un plan de alimentación para la diabetes. Lo recomendado es comer frutas y verduras, legumbres, cereales integrales, pollo o pavo sin piel, pescado, carne magra y leche y quesos descremados o bajos en grasa. Tomar agua en vez de bebidas endulzadas con azúcar. Consumir alimentos bajos en calorías, grasas saturadas, grasas trans, azúcar y sal.
  • Evitar los alimentos que suben la insulina como: chocolates, caramelos, mermeladas, miel, helados, gaseosas, alcohol, galletas dulces, comida rápida, harina de trigo refinada, cereales azucarados, entre otros.