Cuando una persona incluye en su dieta productos cargados de grasas dañinas, lo más probable es que, tarde o temprano, empiece a padecer problemas en algunos órganos. Uno de los más afectados es el colon, ya que en este se suelen acumular heces.
“El colon, también llamado intestino grueso, es un órgano largo en forma de tubo que se encuentra en tu abdomen. El colon transporta los desechos para eliminarlos del cuerpo”, señala la plataforma especializada Mayo Clinic.
Existen afecciones médicas que causan daño nervioso y pueden derivar en problemas con el funcionamiento de los intestinos. Por esta razón, es importante un programa de cuidado diario del intestino.
Las recomendaciones básicas incluyen mantenerse activo para prevenir el estreñimiento y evitar que se acumulen desechos. En consecuencia, es recomendable caminar y evitar pasar demasiado tiempo sentado. Asimismo, se sugiere el consumo abundante de alimentos ricos en fibra.
Uno de los mejores alimentos para limpiar el colon y eliminar los desechos es la linaza, cuando esta es preparada en agua. “Si bien el agua de linaza se ha hecho popular como un complemento para perder peso, es bueno saber que también es una bebida que ayuda a eliminar los desechos del colon. Puedes prepararla con las semillas o bien con linaza en polvo”, afirma el portal Mejor con Salud.
“La linaza contiene ácidos grasos omega-3 y altos niveles de fibra que, tras ser asimilados, impulsan la eliminación de los desechos. Se sabe que las semillas de linaza alteran de forma positiva la microbiota intestinal, de modo que pueden ser útiles frente a trastornos como el estreñimiento”, señala la plataforma.
Ingredientes:
- 2 cucharadas de semillas de linaza (20 g).
- 1 vaso de agua (250 ml).
Preparación:
- Incorporar las semillas de linaza en un vaso de agua y dejarlas en remojo toda la noche.
- Al día siguiente, pasar el líquido a través de un colador y consumirlo antes del desayuno.
Cáncer de colon: primeros síntomas que pueden alertar de esta enfermedad
El cáncer de colon es uno de los que puede o no presentar síntomas desde el inicio de su desarrollo, por lo que algunas personas se dan cuenta de que lo padecen cuando ya está avanzado. Aunque la ciencia ha avanzado durante los últimos años y se han desarrollado tratamientos para combatir esta enfermedad, también se pueden evitar algunos hábitos para prevenir esta enfermedad.
Según Mayo Clinic, este tipo de cáncer comienza frecuentemente con pólipos en el colon, ubicado en la parte final del intestino grueso; principalmente, estas células se forman benignas, pero con el tiempo pueden convertirse en cancerosas.
“Los pólipos pueden ser pequeños y generar pocos síntomas o ningún síntoma. Por esta razón, los médicos recomiendan pruebas de detección regulares para ayudar a prevenir el cáncer de colon mediante la identificación y extirpación de pólipos antes de que se conviertan en cáncer”, explicó la organización, recalcando la necesidad de hacer chequeos médicos para detectar a tiempo la enfermedad.
La enfermedad se puede presentar en cualquier edad, sin embargo, existen algunos alimentos que pueden ser evitados desde la juventud, como la comida rápida, para cuidar la salud y prevenir un cáncer de colon en edades avanzadas.
De igual manera, es necesario destacar que los síntomas tempranos que se presentan cuando se padece esta enfermedad, según el portal El Español, son cambios en el ritmo intestinal, cambios de peso corporal que no son intencionados y la presencia de sangre en las heces.
Los Centros para el control y prevención de enfermedades (CDC) explican que, con el envejecimiento, se incrementa el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal. Adicionalmente, existen dos tipos de factores de riesgo, unos relacionados con afecciones de salud y otros con el estilo de vida que se tenga.
Salud:
- Enfermedad inflamatoria intestinal como la enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa.
- Antecedentes personales o familiares de cáncer colorrectal o de pólipos colorrectales.
Estilo de vida:
- Sedentarismo o poca realización de actividad física.
- Alimentación carente en frutas y verduras.
- Alimentación carente en fibra y rica en grasas, o rica en carnes procesadas.
- Sobrepeso y obesidad.
- Consumo de alcohol.
- Tabaquismo.