El perejil es una planta originaria de la zona mediterránea que aporta proteínas, fibra, calcio, hierro, potasio, vitamina A, folatos tiamina, flavonoides, miristicina y apiol, de acuerdo con la Fundación Española de la Nutrición.
Por este motivo, el portal portugués de salud, nutrición y bienestar Tua Saúde reveló que es muy utilizada para el tratamiento de enfermedades renales, como infecciones urinarias y piedras en los riñones, y para la presión arterial alta por su propiedad diurética.
Asimismo, señaló que “el consumo de perejil puede ayudar a regular el azúcar en la sangre, además de proteger el hígado en personas con diabetes, se cree que esto pueda deberse a su propiedad antioxidante.
Además, debido a su contenido de flavonoides también puede prevenir el surgimiento de esta enfermedad, siendo una excelente opción para las personas que sufren de prediabetes”.
En consecuencia, para obtener sus beneficios se debe hervir un litro de agua y cuando llegue al punto de ebullición se le agrega un ramo grande de perejil fresco y se deja reposando por 15 minutos. Después, se puede consumir tibia o fría durante 15 o 20 días para poder aprovechar sus múltiples propiedades.
Asimismo, el perejil a menudo es utilizado en la preparación de ensaladas o guarniciones y “para utilizarlo en las preparaciones culinarias se debe escoger el perejil fresco que tenga las hojas bien verdes y firmes, o el perejil deshidratado puro que sea preferiblemente orgánico, ya que de esta forma proporciona más beneficios para la salud”, indicó e portal portugués.
Información nutricional en 100 gramos de perejil crudo
- Energía: 36 calorías
- Carbohidratos: 6,33 g
- Proteínas: 2,97 g
- Grasas: 0,79 g
- Fibras: 3,3 g
- Calcio: 138 mg
- Magnesio: 50 mg
- Hierro: 6,2 mg
- Zinc: 1,07 mg
- Potasio: 554 mg
- Fósforo: 58 mg
- Vitamina C: 133 mg
- Vitamina B1: 0,086 mg
- Vitamina B2: 0,098 mg
- Vitamina B3: 1,31 mg
- Vitamina B6: 0,09 mg
- Folato: 152 mcg
- Vitamina A: 421 mcg
- Vitamina E: 0,75 mg
- Vitamina K: 1640 mcg
- Colina: 12,8 mg
De todos modos, antes de consumir algún alimento, lo primero que hay que hacer es consultar al médico tratante o a un nutricionista para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona, pues las anteriores recomendaciones no son las indicadas para todas las personas, ya que la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica.
Por su parte, para cuidar el hígado y los niveles de glucosa se debe:
- Hacer actividad física, ya que moverse y sudar contribuyen con la eliminación de toxinas. Adicional, es recomendable seguir las nuevas directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que recomiendan por lo menos de 150 a 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o vigorosa por semana para todos los adultos, incluidas las personas que viven con afecciones crónicas o discapacidad, y un promedio de 60 minutos al día para los niños y adolescentes.
- Tener un plan de alimentación: Se deben comer frutas y verduras, legumbres, cereales integrales, pollo o pavo sin piel, pescado, carne magra y leche y quesos descremados o bajos en grasa. Adicional, se debe tener en cuenta que los alimentos que suben la glucosa son: chocolates, caramelos, mermeladas, miel, helados, gaseosas, alcohol, galletas dulces, comida rápida, harina de trigo refinada, cereales azucarados, entre otros.
- Evitar el consumo de alcohol, pero si consume hacerlo con moderación y para los adultos sanos, esto significa hasta una copa por día para las mujeres de todas las edades y para los hombres mayores de 65 años, y hasta dos copas por día para los hombres menores de 65 años.
Sobre la misma línea, es importante realizarse chequeos anuales y se debe acudir a un internista, gastroenterólogo o a un hepatólogo para que puedan revisar cómo está el hígado.