Al ajo y la miel se les atribuyen propiedades medicinales que pueden ser muy útiles para la salud del organismo. Estos dos alimentos son utilizados tanto en la gastronomía, como para aliviar algunas enfermedades.
El ajo es uno de los ingredientes naturales más usados en la elaboración de platos. Su particular sabor se aprovecha junto con otros condimentos para realzar el gusto de diversas preparaciones. Sin embargo, también es valorado para ayudar a tratar diferentes molestias de salud.
Según la Fundación Española del Corazón, tomar un diente de ajo en ayunas reduce el colesterol malo, protege el corazón y potencia las funciones del hígado y el páncreas.
Además de propiedades nutricionales, esta hortaliza contiene pequeñas cantidades de hierro, silicio, azufre, yodo, manganeso, selenio y vitaminas B1, B2, B6 y C, precisa el portal Cuerpo Mente.
Por su parte, la miel contiene nutrientes saludables, es rica en elementos antioxidantes en los que destacan flavonoides, fenoles, enzimas y ácidos orgánicos, y es indicada para personas que padecen de diferentes enfermedades como la diabetes.
Según creencias populares al consumir estos dos ingredientes en ayunas se potencian sus beneficios para la salud, según el portal Mejor con Salud.
Uno de los beneficios es que mejoraría la circulación sanguínea. Los compuestos azufrados del ajo, junto con los nutrientes de la miel, serían beneficiosos para el sistema circulatorio. Se dice que mezclados estos dos productos ejercerían un efecto anticoagulante y tonificante de las venas que evitaría la formación de trastornos como la trombosis y las venas várices.
Otra utilidad del uso de estos dos ingredientes es que regularía la presión arterial, la cual si se eleva puede poner en riesgo la salud cardiovascular en general. Para controlarla de forma natural se puede consumir ajo y miel en ayunas todos los días, como parte de una dieta equilibrada, antes de realizar ejercicio.
El ajo, según el portal Tua Saúde, estimula la producción de óxido nítrico, que es un gas con fuerte acción vasodilatadora, que facilita la circulación de la sangre y disminuye la presión sobre el corazón. Además posee propiedades antioxidantes y protectoras de los vasos sanguíneos que evitan el surgimiento de problemas como la aterosclerosis.
Regular el colesterol
La mezcla de ajo y miel también ayudaría a regular los niveles de colesterol. El ajo tiene un compuesto llamado alicina, que libera este alimento crudo al ser triturado. El portal Gastrolabweb indica que esta sustancia desintoxica la sangre, elimina el exceso de colesterol y regula los triglicéridos.
Por su parte, la miel es rica en antioxidantes, por lo que puede ayudar a reducir varios factores de riesgo de enfermedad cardíaca común en personas con diabetes tipo 1, así como el colesterol LDL (malo), los triglicéridos y la inflamación, según las conclusiones de un estudio de la Universidad Ain Shams, citado por el portal de gastronomía y recetas saludables Alimente.
Las propiedades de estos dos alimentos también podrían aportar en el control de la tos, ya sea de origen bacteriano o viral. Lo ideal es preparar y tomar un sencillo jarabe de miel de abejas con ajo fresco, recién triturado. Esta mezcla calmaría la sensación de irritación que se produce en la garganta y con su efecto expectorante puede ayudar a eliminar las flemas. De igual forma, ayudaría a aliviar los síntomas de la gripa y el resfriado.
Para preparar el remedio se requiere de 10 ajos, 350 gramos de miel y el jugo de un limón. Se tritura el ajo y se adiciona la miel, se mete en un recipiente con tapa y se deja en un lugar oscuro por una semana. Luego del tiempo establecido se consume. Para hacerlo se puede diluir en agua tibia antes de desayunar durante siete días seguidos, adicionando el limón.
Si bien en la cultura popular se utilizan estos productos para tratar las mencionadas afecciones, se requiere de análisis científicos que corroboren sus efectos, por lo que siempre antes de consumir este tipo de remedios, así sean naturales, es importante consultar con un especialista para determinar su viabilidad dependiendo de las condiciones de salud de la persona.