La alimentación es uno de los elementos fundamentales para disminuir el riesgo de enfermedades y la ausencia de una dieta equilibrada es perjudicial para la salud. En el mundo las cifras por malnutrición y emaciación (peso insuficiente respecto de la talla) son preocupantes.
De acuerdo con los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), “52 millones de niños menores de 5 años presentan emaciación, 17 millones padecen emaciación grave, y 155 millones sufren retraso del crecimiento, mientras que 41 millones tienen sobrepeso o son obesos”.
Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, explica que se deben incluir comidas con un alto contenido de nutrientes. Algunos ejemplos de estas son “verduras, frutas, granos integrales, mariscos, huevos, frijoles, guisantes, lentejas, frutos secos y semillas sin sal, productos lácteos descremados y con bajo contenido de grasa, y carnes de res y de aves sin grasa”.
Hay muchos alimentos que aportan infinidad de beneficios al organismo, como el ajo. Este es uno de los ingredientes más utilizados en la cocina. Además de ser un elemento sazonador, también tiene muchas propiedades beneficiosas para el organismo. Aunque el consumo de este alimento no garantiza que las personas no se enfermen o que su estado de salud sea perfecto, los expertos recomiendan incluirlo en la dieta para aprovechar sus beneficios.
De acuerdo con el portal especializado en salud Tua Saúde, el ajo tiene múltiples bondades para el cuerpo humano:
Combatir virus, bacterias y hongos
El ajo se compone de alicina, el cual funciona como antimicrobiano, inhibiendo el crecimiento y la multiplicación de las bacterias, virus y hongos.
Combatir el cáncer de colon
Aunque el ajo no es un alimento milagroso, sus propiedades ayudan a la prevención de esta enfermedad. Según explica Tua Saúde, los componentes de este ingrediente evitan la formación de radicales libres y brindan protección a las células del organismo. “Los sulfuros de alilo ayudan a estimular algunas enzimas que desintoxican al organismo de agentes causales de esta enfermedad”, explica el sitio web.
Protección para el corazón
El consumo de ajo disminuye el riesgo de padecer problemas de presión arterial, de acuerdo con un estudio publicado en la revista científica Molecular and Cellular Biochemistry. Esto debido a que ejerce un efecto hipotensor y favorece la circulación de la sangre gracias a un un efecto vasodilatador. También evita la formación de trombos debido a que inhibe la agregación plaquetaria.
El ajo ayuda a reducir los niveles de colesterol “malo” LDL y los triglicéridos en la sangre debido a que inhiben su oxidación, reduciendo así el riesgo de sufrir aterosclerosis. Tener niveles altos de colesterol en el torrente sanguíneo incrementa el riesgo de padecer un ataque cardíaco.
Sobre esa misma línea, un estudio realizado por investigadores del Instituto de Toxicología de la Universidad de Shandong (China) concluyó que el ajo fue superior al placebo en la reducción de colesterol sérico total (CT) y triglicéridos (TG).
Diabetes
Según una publicación de la revista médica Diabetes, Metabolic Syndrome and Obesity, un estudio arrojó que los pacientes diabéticos que comían ajo en ayunas, en complemento de su respectivo tratamiento para la enfermedad, mostraron una reducción significativa en los niveles de azúcar en la sangre. Por ello, algunas personas lo usan como una ayuda extra para regular la glucosa.
Antiinflamatorio
Gracias a la alicina el ajo reduce la reacción inflamatoria, producida por diferentes afecciones. Sus propiedades brindan un efecto analgésico y regulan la respuesta del sistema inmunitario.
Prevención de problemas respiratorios
Tua Saúde destaca que el ajo estimula las funciones respiratorias. Sus propiedades expectorantes facilitan la respiración. Por ello, es un ingrediente muy usado para el tratamiento casero de gripe, tos, resfriados, etc.
Cerebro
Las propiedades antioxidantes y antiinflamatorias del ajo podrían ayudar a la protección de las células del cerebro y reducir los efectos negativos causados por los radicales libres, los cuales influyen en el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas.