Los expertos definen la presión arterial como la fuerza que ejerce la sangre al empujar contra las paredes de las arterias. Cada vez que el corazón late, bombea sangre hacia estos conductos, explica la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
La presión arterial es más alta cuando el corazón late, bombeando la sangre y a esto se le denomina presión sistólica. Por el contrario, cuando el mencionado órgano está en reposo, entre latidos, la tensión es más baja y se le llama diastólica.
Esta presión se mide en milímetros de mercurio (mm Hg). Por lo general, el número sistólico se coloca antes o por encima de la cifra diastólica. Por ejemplo, 120/80, lo que significa una presión sistólica de 120 y una diastólica de 80. Estos son los números normales que manejan la mayoría de las personas.
Según el National Heart, Lung and Blood Institute de Estados Unidos, la presión arterial alta (hipertensión) se desarrolla cuando la sangre fluye a través de las arterias a presiones más altas de lo normal y se trata de una afección silenciosa que regulamente no manifiesta síntomas.
Por esta razón la recomendación de los especialistas es realizarse chequeos y mediciones al menos dos veces al año con el fin de determinar cuál es la condición. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), si esta enfermedad no se controla puede producir daños cardíacos graves. Esto debido a que el exceso de presión endurece las arterias, con lo que se reduce el flujo de sangre y oxígeno que llega al corazón.
El aumento de la presión y la reducción del flujo sanguíneo pueden causar afecciones dentro de las que se encuentran: Dolor torácico; infarto de miocardio, que se produce cuando se obstruye el flujo de la sangre que llega al corazón; insuficiencia cardíaca, que se da cuando el corazón no puede bombear suficiente sangre y oxígeno a otros órganos vitales y ritmo cardíaco irregular, que puede derivar en muerte súbita.
La alimentación juega un papel determinante para prevenir incrementos en la presión arterial. Una de las principales recomendaciones de los expertos es reducir la ingesta de sal, así como de productos altamente procesados y de paquete.
Ajo y aceite de oliva para regular la tensión
De manera complementaria se puede acudir a la ingesta de algunos remedios caseros que aportan propiedades saludables para cumplir con este objetivo. Uno de ellos se elebora a partir de ajo con aceite de oliva.
Una publicación de la revista Mejor con Salud indica que los ácidos grasos omega 3 del aceite de oliva flexibilizan las arterias, por lo que pueden ayudar también a bajar la tensión que ocasiona la sangre contra sus paredes.
Por su parte, el ajo ejerce un efecto hipotensor y favorece la circulación de la sangre por causar un efecto vasodilatador. También evita la formación de trombos gracias a que inhibe la agregación plaquetaria, precisa el portal de salud Tua Saúde.
Para elaborar un remedio medicional se requiere de lo siguiente, según Mejor con Salud.
Ingredientes:
- 20 dientes de ajo
- Dos tazas de aceite de oliva extra virgen
- También se requiere de un envase de cristal con cierre hermético y de boca ancha.
Preparación:
- Pelar los ajos.
- Se pueden trocear o dejarlos enteros.
- Introducirlos en el recipiente e incorporar el aceite de oliva, que debe cubrir y sobrepasar los ajos.
- Cerrar bien el frasco y dejar macerar el preparado durante tres semanas en un lugar fresco, seco y oscuro.
- Pasado este tiempo, se puede empezar a consumir el remedio mientras los ajos siguen su proceso de maceración.
Modo de consumo:
- A modo preventivo será suficiente con una cucharada en ayunas al día.
- También es posible usar este aceite para condimentar las recetas en la cocina y potenciar su sabor.
Es posible que las personas con el estómago sensible, hernia de hiato o úlceras gástricas no toleren bien este aceite macerado, por lo que siempre lo mejor es consultar con el médico antes de iniciar cualquier tipo de tratamiento con estos productos naturales.