El cáncer de mama fue el de mayor incidencia en 2020, superando al cáncer de pulmón, con 2,3 millones de nuevos casos, es decir, casi el 12 % del total de los diagnósticos de la enfermedad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Ese tipo de cáncer es el más común entre las mujeres y el que más muertes por cáncer causa en el mundo.
Por lo tanto, los expertos en salud han indicado que una alimentación equilibrada y un peso adecuado son fundamentales para hacerle frente al cáncer de mama.
De acuerdo con la experta en salud Estefanía Toledo Atucha, quien es una de las autoras de una investigación publicada en Clinical Nutrition, en el estudio que llevaron a cabo observaron que “los carbohidratos en su versión integral, sólidos antes que líquidos, con alto contenido en fibra y de absorción lenta se asociaban a un menor riesgo de cáncer de mama”.
Por ello, Toledo Atucha recomendó, para prevenir el cáncer de mama, incluir en la dieta cereales de grano entero, es decir, aquellos que conservan el germen, endospermo y salvado, frente a los granos refinados, de los cuales sólo se retiene el endospermo.
Algunos ejemplos de cereales integrales son:
- El arroz integral.
- Los copos de avena.
- El centeno.
- El trigo sarraceno.
- La espelta.
En el otro extremo se encuentran los cereales refinados como la pasta o el arroz blanco, las harinas refinadas blancas y los productos derivados como el pan blanco, los cereales de desayuno, o la avena instantánea azucarada.
Además, Andrea Romanos, autora principal del estudio, señaló que una de las conclusiones más importantes de esa investigación fue que la calidad de los carbohidratos es más relevante que la cantidad de ellos que se consume en la dieta, tanto para la prevención del cáncer como de las enfermedades crónicas.
Vale destacar que, según la OMS, una de cada cinco personas padece cáncer en algún momento de su vida, provocando la muerte de uno de cada ocho hombres y una de cada once mujeres diagnosticados con algún tipo cáncer. Con un 11,7 % de los casos nuevos, el de seno es la manifestación más común del cáncer. Le siguen el cáncer de pulmón, el de colon y el de próstata.
Un cáncer de mama que podría ser tratado sin quimioterapia
Por otra parte, médicos e investigadores del International Breast Cancer Center, ubicado en Barcelona (España), llevaron a cabo un ensayo clínico que arrojó que la prueba de imagen PET-TAC podría identificar alrededor de un 40 % de pacientes con cáncer de mama HER2-positivo localizado. Lo importante, concluyeron los investigadores, es que este tipo de cáncer podría prescindir del tratamiento con quimioterapia.
De acuerdo con los investigadores, se trató del primer estudio que se llevó a cabo en pacientes con cáncer de mama HER2-positivo localizado. Para ello, utilizaron un diseño estratégico y adaptativo, el cual consistió en ir adecuando el tratamiento a cada paciente, según la respuesta terapéutica que iban observando.
En este ensayo clínico de fase II participaron un total de 356 pacientes con cáncer de mama HER2-positivo localizado, quienes recibieron medicamentos trastuzumab y pertuzumab con quimioterapia (71 pacientes grupo A) o sin quimioterapia (285, grupo B).
A su vez, los pacientes que hicieron parte del estudio fueron sometidos a una prueba de imagen con PET-TAC tras dos ciclos de tratamiento para observar la respuesta tumoral. El resultado determinó el tratamiento a seguir en las pacientes incluidas en el grupo B del estudio.
Los investigadores explicaron que la respuesta patológica consiste en la desaparición completa del tumor en el momento de la cirugía y se asocia a un pronóstico excelente. También precisaron que el estudio continúa activo y está pendiente de los resultados de la supervivencia libre de enfermedad invasiva a tres años, que es el segundo objetivo coprimario del ensayo clínico.
En medio del ensayo clínico, contaron con la colaboración de 45 centros de investigación de siete países europeos y las conclusiones de este fueron publicadas en la revista The Lancet Oncology.
El informe fue liderado por los doctores José Pérez, primer autor del estudio; Javier Cortés, director del IBCC, y Antonio Llombart, del Hospital Arnau de Vilanova de Valencia.