La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que una dieta saludable debe incluir al menos 400 g (o sea, cinco porciones) de frutas y hortalizas al día; menos del 10 % de la ingesta calórica total debe proceder de azúcares libres; menos del 30 % de la ingesta calórica diaria debe proceder de grasas y se deben consumir menos de cinco gramos de sal (aproximadamente una cucharadita) al día y la sal debería ser yodada.
No obstante, con el pasar de los años, el cuerpo cambia de manera natural y, por ello, El Universo señaló cuáles son los alimentos que se deben evitar después de los 40 años:
1. Fritos.
2. Gaseosas.
3. Jugos embazados.
4. Embutidos.
5. Pan blanco.
6. Bollería industrial.
7. Alcohol.
De todos modos, hay otros alimentos que son imprescindibles y según la revista española ¡Hola! son:
1. Cereales integrales.
2. Salmón.
3. Té verde.
4. Fresas.
5. Nueces.
6. Soja.
7. Yogur.
8. Ajo.
9. Limón.
10. Huevo.
Por su parte, otros hábitos que deben incluirse después de los 40 años para tener una buena salud son:
1. Hacer ejercicio con regularidad: las nuevas directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan por lo menos de 150 a 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o vigorosa por semana para todos los adultos, incluidas las personas que viven con afecciones crónicas o discapacidad.
2. Tomar agua: el consumo diario de agua es diferente para los hombres y para las mujeres, ya que existen diferencias entre la ingesta, pero por lo general la mayoría de los hombres necesita aproximadamente 13 tazas de líquido al día y la mayoría de las mujeres necesita cerca de nueve.
Sin embargo, el consumo de agua puede variar dependiendo de las actividades que se realicen día a día. Por ejemplo, si la persona hace ejercicio debe consumir más agua, para cubrir la pérdida de líquidos. Asimismo, si el clima es cálido y se suda más, es recomendable aumentar la ingesta de agua, o si una mujer está embarazada, es posible que necesite más líquidos.
3. Dormir bien: mientras se duerme no solamente la mente y el cuerpo se apagan, pues durante la noche los órganos y los procesos internos trabajan arduamente, de acuerdo con los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés). Por ello, la mayoría de los adultos necesitan de siete a ocho horas de sueño por noche.
4. Beber alcohol con moderación: para los adultos sanos, esto significa hasta una copa por día para las mujeres de todas las edades y para los hombres mayores de 65 años, y hasta dos copas por día para los hombres menores de 65 años.
5. Dejar de fumar:
- A los 20 minutos de haber dejado de fumar, la presión arterial y la frecuencia cardíaca se recuperan del pico inducido por el cigarrillo.
- A los tres meses de haber dejado de fumar, la circulación sanguínea y la función pulmonar comienzan a mejorar.
- Dentro de un año de haber dejado de fumar, el riesgo de padecer una enfermedad cardíaca es la mitad que el de un fumador.
6. Mantener un peso saludable: para saber si una persona está en un peso saludable, existen algunos métodos confiables. Uno es la determinación del Índice de masa corporal (IMC), que describe la relación entre peso y estatura y para calcular el IMC se necesita conocer el peso y la estatura y se aplica una sencilla fórmula matemática que consiste en dividir el peso entre la estatura al cuadrado: IMC = Peso (Kg) / Estatura al cuadrado (Mt).
Ejemplo: una persona pesa 64 Kg y mide 1.5 metros: 64 / 1.5 x 1.5 = 28.44. Este dato indica el IMC de la persona (28.44) se encuentra en los valores correspondientes a sobrepeso.
Criterios de evaluación del IMC:
Si el IMC es inferior a 18.5, está dentro de los valores correspondientes a “delgadez o bajo peso”.
Si el IMC es entre 18.5 y 24.9, está dentro de los valores “normales” o de peso saludable.
Si el IMC es entre 25.0 y 29.9, está dentro de los valores correspondientes a “sobrepeso”.
Si el IMC es 30.0 o superior, está dentro de los valores de “obesidad”.