Las manchas que aparecen en los dientes son ocasionadas por diferentes factores. Pueden ser blancas, amarillas o marrones y su tratamiento dependerá de la causa.

Las más comunes son las amarillas, que suelen ser consecuencia de un deterioro del esmalte que, además, ocasiona un aumento de la sensibilidad dental al frío y el calor, así como a los dulces. En este caso, el o los dientes afectados suelen tener los bordes ligeramente traslúcidos.

Según información de la compañía de salud Sanitas, de España, las causas pueden ser diversas, pero destaca la acción de sustancias o alimentos ácidos, como los cítricos, los jugos gástricos o agentes blanqueantes; el bruxismo o un cepillado de dientes muy agresivo.

Otras son las manchas blancas que normalmente son producto de una descalcificación de zonas aisladas del esmalte dental y, en general, suelen ser el anuncio de una posible aparición de caries. También es posible que se deba a un problema surgido en la formación de los dientes definitivos o a los tratamientos de ortodoncia cuando no se mantiene una higiene oral adecuada, lo que facilita la acumulación de placa bacteriana bajo los brackets y las bandas de los aparatos fijos de ortodoncia.

El consumo de tabaco es uno de los hábitos que más genera manchas en los dientes. | Foto: RyanKing999

Por su parte, las manchas marrón, en la mayoría de los casos, están causadas por el tabaco o el consumo excesivo de alcohol, entre otras sustancias. Todas ellas, al margen de los colorantes que contienen, alteran el equilibrio de la flora bacteriana presente en la cavidad oral y favorecen la formación de placas de sarro que se pueden percibir en la línea de las encías y que facilitan tanto la formación de caries como el desarrollo de patologías periodontales.

Estas manchas también obedecen al consumo de algunos alimentos, que si bien no es necesario dejar de consumirlos, sí se deben tomar precauciones y buenos hábitos de salud oral para evitar que las manchas permanezcan y luego sea más difícil quitarlas.

De acuerdo con información de la marca Listerine, hay algunos alimentos que debido a sus componentes pueden manchar los dientes. Por ejemplo, las paletas de color naranja, las moradas, las rojas y azules. Las paletas de hielo con sabores artificiales a base de anilinas pueden manchar los dientes.

De igual forma, todas las bayas como los arándanos o las frambuesas, sin que esto sea una razón para evitar el consumo de estas frutas, reconocidas por sus antioxidantes. Para evitar las manchas lo recomendable es enjuagar la boca con agua después de consumir estas frutas.

Vino

Si bien siempre se ha dicho que el vino tinto puede manchar los dientes, los taninos del blanco también pueden decolorarlos. Los expertos de Listerine indican que es importante asegurarse de tomar la última copa 30 minutos antes de su iniciar la rutina de higiene oral completa, que incluye cepillo-seda y enjuague.

Cepillarse los dientes es la mejor forma de evitar que se generan diversos tipos de manchas. | Foto: Gettyimages

Condimentos azucarados

Otros productos que pueden generar manchas son los condimentos azucarados. Por ejemplo, especias como el curry, el comino y la cúrcuma puede manchar los dientes con el paso del tiempo. Si se consumen estos productos es importante asegurarse de un buen cepillado y el uso de enjuague bucal después de consumir comidas con estos productos. Si eso no es viable, se recomienda ingerir mucha agua para eliminar las partículas que puedan quedar en la boca.

Otro alimento que puede generar manchas es el café y la cafeína. Lo ideal es tomarlo con un pitillo, y mejor aún si se consume con hielo para que la temperatura cierre los poros del esmalte dental.

Contrario a lo que sucede con estos productos, también hay alimentos que refuerzan la salud bucodental: frutas como la manzana, verduras fibrosas, el aceite de oliva, los lácteos como el yogurt o el queso fresco e incluso el chocolate negro son ideales.

Los especialistas recomiendan completar las higienes dentales diarias con una limpieza bucodental profesional al año, con el fin de evitar que la alimentación repercuta en la tonalidad de los dientes.