Todos saben que fumar es malo. Sin embargo, según la Organización Mundial de la Salud, hay 1.100 millones de fumadores adultos en el mundo, pese a las graves advertencias que les hacen los médicos. Dentro de la comunidad médica se estudian alternativas para los pacientes que no han podido tomar una decisión radical. SEMANA habló con el doctor Anders Milton, quien en los últimos años se ha dedicado a librar una batalla contra el tabaco, y a advertir que el riesgo se puede reducir y que existen alternativas que pueden evitar que la gente "muera innecesariamente". SEMANA: ¿De qué se trata la reducción del riesgo en el tabaquismo? Anders Milton: Si por ejemplo hay gente que fuma 40 cigarrillos por día, la mitad de ellos se van a morir de problemas asociados con el tabaquismo, podrían padecer de cáncer de pulmón o de otros tipos de cáncer, o tener problemas pulmonares y eso quiere decir que nunca van a conocer a sus nietos. Todo eso se debe a la combustión del tabaco. Pero hay otras formas de consumir nicotina, porque al final es el alquitrán el que también nos mata. Por eso tenemos que encontrar maneras alternativas de consumir nicotina. Eso es pensar en un producto con un riesgo reducido. SEMANA: Todo el mundo sabe que fumar es malo, ¿por qué lo siguen haciendo? A.M.: Es una buena pregunta, estoy de acuerdo, ¿por qué empiezan a fumar y por qué no paran cuando saben que la mitad de las personas mueren de problemas asociados? Hay diferentes razones, obviamente, pero lo que sí hemos visto en Suecia es que las alternativas a los cigarrillos tradicionales sí tienen éxito, es por eso que tenemos una tasa de incidencia de cáncer 50 por ciento menor que el resto de la Unión Europea. Esto es importante porque realmente lo que vemos es una enfermedad que empieza temprano, en promedio a los 15 o 16 años empiezan a fumar, y lo siguen haciendo toda la vida. La gente que empieza a fumar un poco más tarde, a los 25 o 30, no terminan siendo fumadores tan consumados. En Colombia, por ejemplo, los jóvenes empiezan a fumar en promedio a los 11,2 años, que la verdad es una edad muy temprana. SEMANA: Usted habla de alternativas, los productos más conocidos son los cigarrillos electrónicos, ¿hay otras opciones? A.M.: Hay un producto sueco llamado Snus, que es un tabaco oral que no necesita combustión. Las estadísticas nos muestran cómo nos ayuda ese tipo de consumo. En Suecia tenemos el mismo porcentaje de personas que consumen tabaco diariamente que en toda la Unión Europea, pero en Suecia el 80 por ciento de los consumidores consumen Snus en vez de fumar cigarrillos tradicionales. Como contaba, la incidencia de cáncer y mortalidad por consumo de tabaco es un 50 por ciento menor que la del resto de la Unión Europea. Entonces esto nos da un experimento con unos resultados interesantes, tenemos que pensar en productos que tengan un riesgo reducido. SEMANA: ¿Cómo funciona el Snus? A.M.: Es un tabaco finamente picado que viene en pequeños paquetes, contiene nicotina pero tiene un riesgo muy reducido. Significa que no da cáncer, puedes vivir una vida normal. Hay otros productos como los cigarrillos electrónicos en los que tampoco hay combustión. Es un hecho que la gente muere por consumir tabaco, pero como médico pienso que si nosotros podemos darles nicotina de un modo que tenga un riesgo reducido debemos hacerlo, nuestro deber es salvar vidas. Lo podemos comparar con el caso de algunas drogas ilícitas y con los programas de intercambio para que los consumidores tengan jeringas limpias, no estoy comparando las drogas ilegales con el tabaco, pero hay puntos de comparación. Estoy hablando de la reducción del riesgo, como doctor sé que si las personas tienen jeringas limpias reduzco el riesgo de que la gente muera al usarlas y se infecte de enfermedades como VIH o hepatitis. Nadie va a dejar de inyectarse drogas porque no tenga una jeringa limpia. Lo mismo ocurre con el tabaco, lo ideal sería que la gente dejara de fumar, pero no lo harán, porque ellos fuman por la nicotina, pero si se puede encontrar una forma de consumo menos dañina todo el panorama mejora. No quiero que la gente muera innecesariamente. SEMANA: ¿Qué tan bueno es el cigarrillo electrónico? A.M.: Lo que sabemos es que los cigarrillos electrónicos son menos dañinos que los convencionales. No tenemos un gran conocimiento al respecto porque existen hace muy poco, más o menos 10 años. No tenemos la certeza de qué tan peligroso sean a largo plazo, pero lo que vemos es que en los cigarrillos electrónicos no hay combustión, eso es una reducción de los elementos tóxicos en un 90 a 95 por ciento. Entonces, sí podemos decir que esos cigarrillos son menos peligrosos. Consulte: “El cigarrillo electrónico es la mejor herramienta para dejar el tabaco” SEMANA: ¿Qué hace la nicotina en el cerebro para que sea una adición cada vez más difícil de quitar? A.M.: Si alguien consume nicotina, si fuma cigarrillos convencionales o electrónicos, al final lo que va a pasar es que su tolerancia a la nicotina va a aumentar. Si fumas todos los días vas a incrementar las dosis, si empiezas con 10 al día eventualmente puedes terminar fumando 40 al día. Porque lo que estás haciendo es cambiando los receptores del cerebro, allí tenemos receptores para nicotina, por eso es que es tan estimulante, nos hace sentir bien, nos despierta, nos hace estar más alerta. Por eso, mayor tolerancia a la nicotina se traduce en más consumo. No le pasa a todo el mundo porque algunas personas no tienen tantos receptores o no tienen la misma tendencia. SEMANA: ¿Qué tanta aceptación tienen entre los médicos las alternativas para reducir el riesgo del tabaco? A.M.: Creo que en las comunidades médicas, en Colombia, en Suecia, en muchos sitios, se están aceptando cada vez más esas alternativas. Las autoridades en el Reino Unido, en el parlamento, hace más o menos dos meses publicaron un informe en el que decían que para la comunidad médica la primera opción siempre debe ser que el paciente deje de consumir tabaco, pero si no es posible deben ofrecerle alternativas, por ejemplo de cigarrillos electrónicos, habló de estos porque en el caso de Reino Unido es la única alternativa que permiten. Hay bastantes investigaciones al respecto y si las personas definitivamente no pueden dejar de fumar tienen que buscar alternativas. La Fundación de Investigación de Cáncer en el Reino Unido y la de Estados Unidos han llegado a la misma conclusión. Hace unos cinco meses The Lancet publicó un artículo basado en una investigación financiada por la Fundación Bill y Melinda Gates y Bloomberg, ambas organizaciones antitabaquismo, lo que hicieron fue mirar diferentes hábitos cotidianos y ver cómo conllevan a la aparición de ciertas enfermedades, y concluyeron que el consumo de Snus -que es un tabaco oral- no tiene ninguna carga de enfermedad. La conclusión es que sí existen productos que contienen nicotina y que tienen un riesgo reducido y hay cada vez más aceptación en la comunidad médica. Puede interesarle: La polémica campaña de una de las mayores tabacaleras del mundo que llama a dejar de fumar SEMANA: Detrás del consumo también están los intereses de la industria tabacalera, usted se ha enfrentado a ella, ¿cómo ha sido esta batalla? A.M.: He luchado contra el tabaco muchos años, fui miembro de la Asociación Mundial de Medicina por seis años. También pertenecí al Comité de Estrategia Antitabaquismo, que fue parte de una estrategia que iniciaron en la Organización Mundial de la Salud, y del desarrollo de convenio marco que me llevó a negociar con muchos países. En resumen llevo muchos años en la lucha contra el tabaquismo, pero ahora que hay alternativas creo que hay que mirarlas. Las tabacaleras se están dando cuenta que la gente está dejando de fumar porque es muy dañino. Con las alternativas de consumo de tabaco no estamos hablando de productos saludables, sino de mitigación del daño. Entonces, si pensamos en el riesgo que genera un cigarrillo es muy grande, y cuando miramos el de las alternativas es muy pequeño. No tenemos que tener miedo de usar estas nuevas posibilidades solo porque no le gusten a las industrias de tabaco. Podemos salvar vidas.

SEMANA: Para una persona que lleva fumando 20 años, ¿qué tanto le funcionan estas alternativas de tabaco? A.M.: Lo bueno es que si dejas de fumar cigarrillos tradicionales tus pulmones se recuperan en dos años, de hecho un fumador que pare puede ver una diferencia positiva en cuestión de seis semanas, por ejemplo, la tos que experimentan en la mañana desaparece. ¿Por qué tosen? Porque todos nosotros producimos alrededor de 100 mm de mocos en los pulmones, pero no nos damos cuenta porque tenemos unos pelos pequeños en los pulmones que procesan y que sacan esos mocos, pero en el caso de los fumadores esos pelitos no están. Lo bueno es que si un fumador deja de fumar en poco tiempo deja de sufrir esas enfermedades asociadas al tabaquismo. Puede leer: Diferencias entre productos de nueva generación y el cigarrillo SEMANA: Para lograr que se usen este tipo de alternativas lo bueno sería que existieran políticas públicas, pero hay que convencer a los gobiernos y a los políticos, ¿cómo hacerlo? A.M.: En Suecia eso es lo que hemos estado haciendo: trabajando con políticos y con el gobierno para que entiendan que la reducción de daño realmente es importante. Debemos pensar en un sistema tributario en salud pública que contemple el principio de reducción del daño, porque al final ayuda a mejorar la salud pública. En Reino Unido, por ejemplo, hay un instituto que se llama NICE, por sus siglas en inglés, que es el Instituto Nacional de Excelencia Clínica y también la Fundación de Cáncer en el Reino Unido que aceptan como principio fundamental la reducción de daño, eso es lo que queremos lograr en el resto de la Unión Europea. La gente se muere todos los días por fumar, pero básicamente fuman para conseguir su nicotina, mueren por el resultado del consumo de alquitrán, entonces eso es lo que tenemos que tener en cuenta. Con referencia a NICE, el instituto equivalente en Suecia ya ha aceptado la reducción del daño. SEMANA: ¿En qué otros campos se puede aplicar la reducción del daño? A.M.: Los humanos siempre harán cosas riesgosas, pero podemos reducir el daño. Por ejemplo, al usar una bicicleta hay que usar un casco, o al usar un cinturón de seguridad en un carro. La idea no es parar de hacer esas actividades, sino reducir los riesgos asociados. En el caso del tabaquismo es lo mismo, de pronto no es tan obvio, a veces sí podemos cambiar el comportamiento de la gente, pero no creo que toda la gente vaya a dejar de fumar para el 2020 o 2025, por tanto debemos ofrecer las alternativas para que no mueran innecesariamente. En la salud sexual también podemos reducir el riesgo, tenemos que educar a nuestros jóvenes para que conozcan las alternativas, como los condones, así como el riesgo de quedar embarazadas o contagiarse de una enfermedad de transmisión sexual. Los jóvenes obviamente van a empezar a tener sexo, como lo ha hecho todo el mundo, pero el punto es que sepan lo que están haciendo.