Investigadores de la Universidad Tufts, en Estados Unidos, encontraron que el té verde y el resveratrol disminuyen las placas de beta amiloide que se producen en el Alzheimer a través de células cerebrales humanas vivas.
Puntualmente, tal y como lo publicaron los investigadores en la revista Free Radical Biology and Medicine, la evaluación inicial se realizó en modelos más simples, y posterior a ello se probaron los compuestos que tenían un efecto positivo en el modelo de tejido neural 3D.
Ese modelo se crea utilizando una esponja de seda no reactiva sembrada con células de piel humana que, a través de la reprogramación genética, se convierten en progenitores de células madre neurales. Esas células crecen y pueblan la esponja, lo que permite la formación de una red 3D de neuronas similar a lo que ocurre en el cerebro humano.
La pantalla inicial encontró que cinco compuestos tenían una “prevención realmente sólida de estas placas”. Además, los expertos encontraron que la curcumina de la cúrcuma, el medicamento para la diabetes metformina y un compuesto llamado citicolina evitaban la formación de placas y no tenían efectos antivirales.
No obstante, los expertos han avisado que los efectos en el laboratorio no siempre se traduce necesariamente en lo que se puede ver en un paciente. Aún así, el descubrimiento es significativo porque no existe una cura para el Alzheimer o una forma de prevenir su progresión, aparte de varios medicamentos potenciales desarrollados por compañías farmacéuticas que aún están en pruebas.
Así las cosas, vale decir que la Organización Mundial para la Salud (OMS) explica que la enfermedad de Alzheimer “acapara entre un 60 % y un 70 % de los casos, y es la forma más común de demencia”, incidiendo gradualmente en la calidad de vida de quien la padece.
Desde Clínica Mayo explican que el Alzheimer es considerado un trastorno neurológico que se complica con el paso de los años y se debe a la atrofia que experimenta el cerebro.
Entre los signos que más se destacan de esta enfermedad son el olvido de información relevante para la persona, como los nombres de los más cercanos o conversaciones que tuvo con ellos, en los que su memoria se ve afectada. También un paciente con esta enfermedad puede experimentar depresión y ansiedad.
Así las cosas, un estudio de la Universidad de Michigan en los Estados Unidos, encontró que las personas con niveles altos de presión arterial se enfrentan a una erosión más rápida de su capacidad de pensar, tomar decisiones y recordar información que las que tienen niveles normales de presión arterial, propiciando la demencia.
Los investigadores rastrearon la asociación de la presión arterial alta con el deterioro de la función cerebral a lo largo de los años, en los datos de seis grandes estudios que agruparon y analizaron. Evidenciando que el deterioro cognitivo relacionado con la presión arterial se produce al mismo ritmo en las personas de origen hispano que en las personas blancas no hispanas.
El estudio, publicado en la revista científica Journal of Alzheimer’s Disease, es un importante recordatorio del papel que desempeña el control de la presión arterial en la salud cerebral a largo plazo.
“Nuestros hallazgos sugieren que la presión arterial alta provoca un deterioro cognitivo más rápido, y que tomar la medicación para la hipertensión ralentiza el ritmo de ese deterioro”, manifestó la doctora Deborah Levine, autora principal del estudio y directora del Programa de Investigación de Servicios de Salud Cognitiva de la Universidad de Michigan.
Levine y sus colegas analizaron los cambios en las capacidades de pensamiento y memoria de los adultos mayores de 18 años que participaron en seis estudios a largo plazo realizados en las últimas cinco décadas.
En el momento de la inscripción, la presión arterial sistólica media era más baja en los adultos hispanos que en los adultos blancos no hispanos (132,5 mmHg frente a 134 mmHg), a pesar de que los adultos hispanos tenían una edad más avanzada que los adultos no hispanos (62 frente a 54) y de que la presión arterial tendía a aumentar con la edad.
En general, la tendencia a la baja del pensamiento y la memoria debida a la presión arterial alta se produjo al mismo ritmo en ambos grupos.
*Con información de Europa Press.