La amigdalitis es la inflamación de las amígdalas, dos masas de tejido que tienen una forma ovalada y que están situadas a ambos lados de la parte posterior de la garganta.

Las amígdalas hacen parte del sistema linfático, que se encarga de eliminar las infecciones y mantiene equilibrados los fluidos corporales. Estas glándulas atrapan gérmenes que entran por la boca y la nariz y por ello muchas veces se infectan.

Los signos y síntomas de la amigdalitis comprenden hinchazón, dolor de garganta, dificultad para tragar y sensibilidad de los ganglios linfáticos a los lados del cuello, según indica la Biblioteca de Medicina de Estados Unidos.

En la mayoría de los casos, la amigdalitis se puede presentar por infecciones con un virus frecuente, pero las bacterianas también pueden provocarla.

La amigdalitis afecta con mayor frecuencia a niños que se encuentran entre la edad preescolar e incluso hasta la adolescencia. Algunos de los síntomas más comunes, según el instituto Mayo Clinic, son las amígdalas rojas e inflamadas, los parches o recubrimientos blancos o amarillos en las amígdalas, dolor de garganta, fiebre, mal aliento, dolor de estómago, dolor o rigidez de nuca y dolor de cabeza.

En los niños pequeños que no son capaces de describir cómo se sienten, algunos de los síntomas de amigdalitis podrían ser los siguientes: babeo debido a dificultad o dolor al tragar, no querer comer y agitación inusual.

En este padecimiento también pueden incidir los cambios de temperatura, el humo del cigarrillo y las alergias.

Existen algunos remedios caseros que pueden ayudar a minimizar la molestia y aliviar el dolor, aunque no son tratamientos para curar la infección. Cuando la amigdalitis persiste por días, lo mejor es consultar al médico, pues en muchas oportunidades se requiere de antibióticos para eliminar la infección.

La amigdalitis puede ser viral o bacteriana. | Foto: Getty Images

Algunas de las recomendaciones caseras son, por ejemplo, un zumo de verdura para el que se requiere de ingredientes como cebolla, zanahoria y apio, según el portal Comefruta.es. La cebolla aporta potasio, azufre y vitamina C, mientras que la zanahoria ofrece fósforo, calcio, magnesio y vitaminas A, B y C y el apio: magnesio, hierro, yodo y vitaminas A, B y C. Se mezclan estos productos con un mínimo de agua y se puede tomar en la mañana y en la noche antes de acostarse.

El portal de salud Tua Saúde recomienda, por su parte, jugo de fresa, el cual es rico en antioxidantes y vitamina C, siendo una buena alternativa para tratar las infecciones de la garganta. Se mezcla media taza de fresas, medio vaso de agua y una cucharada de miel, se licúan todos los ingredientes y se puede consumir cuatro veces al día.

Otro juego es el de piña, que también es rico en Vitamina C y es un antioxidante y antimicrobiano, que al endulzarse con un poco de miel ayuda a mantener lubricada la garganta.

Se requiere de dos rodajas de piña, medio litro de agua, tres gotas de propóleo y miel al gusto. Se licúan los ingredientes y se puede beber una vez esté lista la mezcla.

La irritación en la garganta puede requerir de antibióticos. | Foto: Getty Images

Otra opción es el jugo de zanahoria y menta. La vitamina C de la zanahoria puede ayudar a controlar las infecciones, tal y como lo detalla un estudio publicado en la revista Nutrients. En este caso se combina este ingrediente con limón, otra fuente de vitamina C, además de hojas de menta. Estas últimas, según investigaciones, tienen propiedades antivirales, según el portal Mejor con Salud.

Se requiere de una zanahoria mediana, cuatro hojas de menta, el jugo de medio limón y medio vaso de agua. Para prepararlo se mezclan todos los ingredientes en la batidora o licuadora hasta obtener una mezcla homogénea. Lo ideal es tomarlo a temperatura ambiente o tibio.

La piña también puede mezclarse con manzana y combinarlas con ajo crudo, lo cual puede ser un buen complemento para aliviar el dolor de garganta. El ajo, en particular, tiene compuestos como la alicina que actúan como antimicrobianos y antivirales, según las investigaciones. Esto podría ser beneficioso si el dolor tiene su origen en infecciones.

Para prepararlo se requiere de dos rodajas de piña, media manzana, un ajo crudo y medio vaso de agua. Todos los ingredientes se mezclan en la licuadora, se cuela y luego se consume.

Si bien estas son alternativas naturales que pueden ayudar a mitigar el dolor o bajar la infección, lo ideal es que las personas que tengan amigdalitis acudan al médico si pasados los días el problema empeora o la fiebre se incrementa demasiado.