Las ampollas son bolsitas llenas de líquido que se pueden formar en cualquier parte del cuerpo. Estas burbujas pueden variar de tamaño y ocurren por diferentes razones. Por ejemplo, es común que se desarrollen después de sufrir una quemadura en la piel, una infección por hongos o bacterias, una picadura de insecto o un traumatismo.

Uno de los lugares más frecuentes en los que se presentan es en los pies, lo que puede ocasionar dificultades y dolor para caminar, hacer ejercicio o estar de pie durante largos períodos de tiempo, precisa el portal especializado en salud Healthline.

De acuerdo con este sitio web, cuando se generan estas bolsas de agua en los pies es posible que se den por la fricción, por ejemplo. Caminar o estar de pie durante varias horas al día ejerce presión sobre los talones, las plantas y los dedos de los pies. Cuanto más tiempo esté de pie una persona, mayor será el riesgo de que se formen ampollas.

No obstante, no todas las personas que caminan o están de pie durante períodos prolongados las desarrollan. En muchos casos, estas burbujas llenas de líquido se producen por usar zapatos apretados o demasiado holgados.

También por utilizar sandalias de tiras, como chanclas, que pueden frotarse contra los dedos, lo que puede causar ampollas de fricción en la parte interior del dedo gordo del pie, según precisa un artículo publicado en el medio especializado en salud Medical News Today.

Cuando se presenta una ampolla en un pie, lo mejor es no reventarla, para evitar que se infecte. | Foto: Libre de derechos

Para que sanen y evitar fricción, las personas pueden cubrir sus ampollas con banditas adhesivas o gasa. Aplicar vaselina al área antes de cubrirla también puede ser útil.

Además del calzado, otras de las causas de la aparición de ampollas es la humedad excesiva o la transpiración. Esto es común durante las temporadas de mucho calor para los atletas, particularmente los corredores. Se forman pequeñas ampollas cuando el sudor obstruye los poros de los pies.

En muchas oportunidades este padecimiento puede sanar por sí solo, pero los productos naturales también pueden ayudar a acelerar el proceso de cicatrización.

Aloe vera: La sábila contiene propiedades curativas. Medical News Today indica que una revisión de estudios concluye que los compuestos dentro del gel de aloe vera reducen la inflamación, aumentan la producción de colágeno y estimulan la regeneración celular, lo que promueve que las heridas curen. Cuando no se cuenta con la sábila de forma natural, se puede recurrir a ungüentos y productos para la piel de venta libre que la contengan.

Vaselina: Es recomendada por los dermatólogos para el tratamiento de heridas. Aunque la ampolla está cubierta, en caso de que esta se rompa, la persona puede cubrir el área con vaselina y un vendaje. Esto puede promover la cicatrización del área.

Caléndula: Esta planta contiene varios antioxidantes que pueden ayudar a reducir la inflamación y a aumentar la cicatrización de la piel. Aunque parece segura para uso externo, puede causar dermatitis, por esta razón, las personas que la utilizan por primera vez deberán probar una pequeña cantidad en su piel antes de usarla para tratar las ampollas u otras áreas sensibles.

Aceite de coco: Este aceite contiene ácido láurico que puede hidratar la piel y reducir la inflamación. Como resultado, este producto puede promover la reparación del tejido y aumentar la cicatrización de la herida. Para aplicarlo, se puede mojar un algodón en aceite de coco y aplicarlo en la ampolla.

Por lo general, las personas recurren a remedios caseros para tratar los hongos en las uñas de los pies. | Foto: Gettyimages

Es mejor no reventarla

Es posible que cuando una persona tiene una ampolla sienta deseos de pincharla o reventarla. Sin embargo, lo ideal es dejarla intacta porque puede infectarse. Cubrir una ampolla con una venda adhesiva ayuda a protegerla mientras sana.

Según Healthline, si bien no se debe reventar, drenarla de manera segura puede brindar alivio y estos son algunos de los pasos para hacerlo:

- Lavar las manos con agua tibia y jabón antibacteriano.

- Utilizar un hisopo de algodón empapado en alcohol isopropílico para desinfectar una aguja.

- Limpiar la ampolla con un producto antiséptico.

- Tomar la aguja y hacer una pequeña punción en la ampolla.

- Dejar que salga todo el líquido.

- Aplicar pomada o crema antibacteriana.

- Cubrirla con una curita o gasa.

- Limpiar y volver a aplicar la pomada antibacteriana a diario.

- Mantener la ampolla cubierta hasta que sane.