La anemia está definida como la disminución del número de glóbulos rojos (o hematíes) en la sangre. Este padecimiento es riesgoso porque la producción de glóbulos rojos es indispensable, ya que su función principal es transportar el oxígeno en la sangre y, posteriormente, liberarlo en los tejidos de todo el cuerpo.
Existe una estrecha relación entre la anemia y la deficiencia de hierro. Esto se origina al no consumir el hierro suficiente para que el organismo pueda producir hemoglobina.
Como el hierro es indispensable para que haya hemoglobina y esta, a su vez, es una sustancia presente en los glóbulos rojos. Esta es una reacción en cadena: sin hierro, no hay producción de hemoglobina, sin hemoglobina, no hay producción de glóbulos rojos y sin estos, no se puede garantizar el transporte del oxígeno necesario para el cuerpo.
De acuerdo a información que reposa en el portal web de la Clínica Universitaria de Navarra, los glóbulos rojos también pueden disminuir por un trastorno en la maduración de estos glóbulos rojos en la médula ósea (donde se forman) o porque se destruyen o se pierden a mayor velocidad.
Según el doctor Ramón Lecumberri, director del servicio de hematología de la Clínica Universidad de Navarra, España, la anemia ligera empieza a manifestarse de manera leve y, quizá, imperceptible. Puede haber algo de disminución de resistencia al hacer ejercicio físico acompañada de taquicardia e incluso, dificultad respiratoria.
Estos síntomas muchas veces no generan signos de alerta a la persona y son asociados con cansancio, pero cuando la anemia se hace más intensa, estos síntomas se acentúan y aparecen incluso cuando la persona está en reposo y cuando está haciendo esfuerzos mínimos.
El experto indica que es posible que en esta fase, el paciente esté pálido, con una baja coloración de la piel y de las mucosas. Adicional a eso, puede aparecer dolor de cabeza intenso y, en pacientes con enfermedad cardiovascular, es probable que se desencadene una angina de pecho ( es una presión en el pecho que puede acompañarse de dolor y se presenta cuando no hay suficiente irrigación sanguínea al corazón. Puede ser causa de enfermedad en los principales vasos sanguíneos del corazón).
Existe un riesgo latente de que esta enfermedad se haga crónica si esta se desarrolla a lo largo de un periodo de tiempo muy largo. Lo que ocurre es que el organismo se adapta a la anemia y el paciente puede experimentar muy pocos o casi ningún síntoma, especialmente si no realiza actividad física con frecuencia.
Los síntomas más habituales de la anemia
- Cansancio excesivo al hacer actividad física.
- Cansancio al estar en reposo o estar haciendo poco esfuerzo físico.
- Palidez cutánea.
- Taquicardia.
- Dificultad respiratoria.
- Fragilidad del cabello y/o las uñas.
La alimentación es clave para combatir la anemia, por esa razón, una dieta estricta combinada con estilos de vida saludables puede corregir los niveles de hierro y la producción de glóbulos rojos para que haya oxigenación en el cuerpo.
La nutricionista Tatiana Zanin, en el portal Tua Saúde recomienda un listado de dos grupos de alimentos a evitar en la dieta.
Alimentos que se deben evitar durante la anemia
“Durante el tratamiento para la anemia se debe evitar el consumo de alimentos ricos en calcio en conjunto con los alimentos que posean hierro”, sostiene la experta. El hierro es indispensable para la producción de hemoglobina y glóbulos rojos. Al consumir calcio al mismo tiempo que hierro, estos compiten por la absorción en el intestino.
Los alimentos con calcio a evitar cuando se está consumiendo hierro hacen parte de dos grandes grupos:
- Leche y sus derivados (queso, mantequilla, yogurt) en las comidas principales: porque en las comidas principales se consumen carnes y otros alimentos ricos en hierro (competirían el calcio y el hierro).
- Café, té negro, té mate, cacao y chocolate en conjunto con las comidas principales: todos estos, son ricos en fitatos y taninos (sustancias que reducen la absorción de hierro en el intestino).
Lo más importante es no combinar alimentos altos en hierro con alimentos altos en calcio. No es que se deba eliminar de la dieta el calcio, sino que debería consumirse a horas distintas.
Estas son algunas recomendaciones, es importante tener la dirección de un nutricionista que diseñe una dieta especial para cada caso donde se tenga en cuenta algunos factores como la edad, peso y el tipo de anemia y que evalúe si hay necesidad de realizar una suplementación de hierro o de otros micronutrientes como vitamina B12 o ácido fólico.