La anemia es una afección que se desarrolla cuando la sangre produce una cantidad inferior a la normal de glóbulos rojos sanos, según el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre, de Estados Unidos.
Cuando una persona presenta esta enfermedad, su cuerpo no obtiene suficiente cantidad de sangre rica en oxígeno, lo que hace que se pueda sentir cansada o débil. También puede tener dificultad para respirar, presentar mareos, latidos cardíacos irregulares y dolores de cabeza.
De acuerdo con expertos, uno de los síntomas que más experimentan las personas que padecen de anemia son precisamente los dolores de cabeza, debido a que el cerebro recibe menos oxígeno de lo habitual. Los tipos de anemia que más pueden causar molestia en la cabeza son las que se presentan por deficiencia de hierro, falta de vitaminas y las anemias falciformes, las cuales hacen que los glóbulos rojos se vuelvan más pegajosos y formen coágulos o adquieran una forma anormal.
Información del portal Healthline indica que los dolores de cabeza más comunes que puede experimentar una persona que padece de anemia son: los básicos, ataques de migraña y dolores de cabeza CVT.
El primero es el que la mayoría de las personas puede experimentar de vez en cuando. Entre los factores que pueden generar esta molestia están los relacionados con los bajos niveles de oxígeno en el cerebro.
En el caso de la migraña, este dolor varía, pero con frecuencia se describe como una sensación pulsátil en un lado de la cabeza. “Los ataques de migraña ocurren con regularidad y pueden tener síntomas asociados, como cambios en la visión o sensibilidad a la luz o al sonido. Suelen ser graves y duraderos”, precisa Healthline. Normalmente, cuando una persona sufre de migraña, luego de superar el padecimiento experimenta cuadros de cansancio y agotamiento.
Un tercer tipo de dolor de cabeza que se puede presentar por causa de la anemia es el que se conoce como CVT, el cual se genera por un coágulo que se desarrolla en una vena que drena sangre del cerebro. El bloqueo puede hacer que la sangre retroceda y la distensión resultante de las paredes de las venas, la inflamación y la fuga de sangre al cerebro provoquen dolor de cabeza. Según Healthline, este tipo de dolor ocurre en aproximadamente el 90 % de las personas que padecen la enfermedad.
Causas de la anemia
Son diversas las causas que pueden generar anemia, según el instituto de investigación Mayo Clinic. Por ejemplo, la enfermedad se puede presentar por falta de hierro, deficiencia de vitaminas, algunas veces también está relacionada con enfermedad de médula ósea y también se puede presentar por inflamación, producto de otros padecimientos crónicos.
La falta de hierro en el cuerpo es una de las razones más comunes detrás de la anemia. La médula ósea necesita de este mineral para producir hemoglobina y sin la cantidad adecuada del mismo, el cuerpo no puede producir suficiente hemoglobina para los glóbulos rojos.
Este tipo de anemia también puede estar relacionada con la pérdida de sangre por cuenta del período menstrual, una úlcera en el estómago o en el intestino delgado, cáncer en el intestino grueso y el uso regular de algunos analgésicos que se pueden adquirir sin receta médica, especialmente la aspirina. Este medicamento puede inflamar el revestimiento del estómago, lo que genera pérdida de sangre.
Además del hierro, el cuerpo necesita folato y vitamina B-12 para producir suficientes glóbulos rojos sanos. “Una dieta que carezca de estos y otros nutrientes clave puede causar una disminución en la producción de glóbulos rojos. Algunas personas que consumen suficiente B-12 no son capaces de absorber la vitamina. Esto puede derivar en una anemia por deficiencia de vitaminas, también conocida como anemia perniciosa”, precisa Mayo Clinic.
Por otro lado, ciertas enfermedades como el cáncer, el sida, la artritis reumatoide, la enfermedad renal, la de Crohn y otros padecimientos inflamatorios agudos o crónicos pueden interferir en la producción de glóbulos rojos trayendo como consecuencia el desarrollo de anemia.
A esto se suman aquellas que están asociadas con la enfermedad de la médula ósea como la leucemia y la mielofibrosis. En este caso se puede afectar la producción de sangre en la médula. Los efectos de estos tipos de cáncer y trastornos similares varían de leves a potencialmente mortales, concluyen los especialistas.