Si no se tratan a tiempo, las aneurismas cerebrales podrían ser una sentencia de muerte. Este tipo de enfermedades cerebrovasculares representa uno de los problemas de salud de mayor gravedad, ya que constituyen la segunda causa de muerte en el mundo, de acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
También son la primera causa de invalidez permanente entre las personas adultas y una de las principales causas de déficit neurológico en las de la tercera edad.
Según explica el neurólogo Bernard Bendok, de la institución estadounidense Mayo Clinic, un aneurisma cerebral es una protuberancia o una dilatación que sucede en un vaso sanguíneo en el cerebro, y para ejemplificar dice que en ocasiones tiene el aspecto de una cereza que cuelga de un tallo.
“Un aneurisma cerebral puede presentar una pérdida o una rotura, y causar sangrado en el cerebro (accidente cerebrovascular hemorrágico). A menudo, la rotura de un aneurisma cerebral se produce en la zona entre el cerebro y los tejidos delgados que recubren el cerebro. Este tipo de accidente cerebrovascular hemorrágico se denomina hemorragia subaracnoidea”, explica, a la vez que advierte que la rotura de un aneurisma se convierte en una amenaza para la vida rápidamente y requiere del tratamiento médico inmediato.
Algunos de los síntomas de la rotura de un aneurisma —añade el especialista— podrían ser un dolor de cabeza repentino e intenso. “Este dolor de cabeza suele describirse como el peor dolor de cabeza que puedas sentir”, alerta.
Los signos y síntomas frecuentes de la rotura de un aneurisma pueden percibirse por presentar náuseas y vómitos, rigidez en el cuello, visión borrosa o doble, sensibilidad a la luz, convulsiones, caída del párpado, pérdida del conocimiento y confusión.
El neurólogo explica que, en algunos casos, un aneurisma puede filtrar una pequeña cantidad de sangre. Esta filtración, llamada sangrado centinela, puede causar solamente dolor de cabeza repentino y muy intenso.
También asegura que es posible que un aneurisma sin rotura no produzca síntomas, en particular si es pequeño. Sin embargo, un aneurisma sin rotura grande puede ejercer presión sobre los tejidos y los nervios del cerebro, lo que posiblemente provoque: dolor arriba y detrás de un ojo, una pupila dilatada, cambios en la vista o visión doble y entumecimiento de un lado del rostro.
Ante esa cantidad de síntomas es esencial consultar al médico si se presenta dolor de cabeza repentino y muy intenso, si se está con alguien que se queja de un dolor de cabeza muy fuerte, que pierde el conocimiento o tiene una convulsión en el momento.
Si bien los aneurismas pueden aparecer en cualquier lugar del cerebro, los expertos en neurología aseguran que son más frecuentes en las arterias que se encuentran en la base del cerebro.
La Fundación para la Cobertura del Aneurisma Cerebral (Fucac), de Argentina, recopiló una serie de datos que permiten tener una idea relativa de la escala, dimensión y gravedad de este tema en el mundo.
Se estima que una de cada 50 personas tienen un aneurisma cerebral no roto sin saberlo. El aneurisma cerebral roto es fatal en aproximadamente el 40 por ciento de los casos.
Una advertencia importante es que, de los pacientes que sobreviven a los aneurismas cerebrales, alrededor del 66 por ciento sufre algún déficit neurológico permanente.
La fundación asegura que de cada siete personas que se recuperan de una ruptura de aneurisma cerebral, cuatro tendrán discapacidades leves o severas permanentes.
El aneurisma cerebral es cada vez más frecuente en personas de entre 35 y 60 años, pero puede ocurrir también en los niños. Según indica la entidad, la edad promedio en la que se produce un accidente cerebrovascular (ACV) hemorrágico es 50 años y normalmente no hay señales de advertencia.