Durante mucho tiempo, los problemas en la cama eran secretos que se guardaban en la habitación que compartía la pareja. La posibilidad siquiera de pedir ayuda a un amigo se pensaba más de una vez, debido al ‘misterio’ que existía respecto a este tema.

No obstante, en los años recientes, los asuntos relacionados con la sexualidad han dejado de ser un tabú y ha llegado a copar las páginas en internet y las redes sociales, donde influencers y especialistas comparten sus recomendaciones en relación con una actividad que reviste cierta complejidad.

Esto último es así porque, más allá de ser el simple encuentro de dos cuerpos, el sexo implica confianza, seguridad, intimidad, consentimiento y corporalidad. El estado físico y mental también influyen considerablemente en el desarrollo de la sexualidad entre la pareja.

De hecho, existen algunas afecciones que pueden ser problemáticas e interferir con el disfrute de estos encuentros, como lo es la anorgasmia. Según explica el portal sobre psicología La mente es maravillosa, este trastorno altera la capacidad de alcanzar el clímax durante el coito y es más frecuente de lo que se cree.

En pocas palabras, “se le define como la dificultad o incapacidad para tener un orgasmo”, explican los expertos. Es una condición que puede afectar tanto a los hombres como a las mujeres y que genera incomodidad e inseguridad en los individuos.

Como detalla el portal de salud y bienestar unCOMO, cuando se presenta en el género masculino, este trastorno dificulta la eyaculación, causando la ausencia o la insatisfacción al llegar a dicho punto durante las relaciones sexuales.

No se presenta de una única forma; en cambio, se puede clasificar en dos tipos dependiendo de si es una condición nueva o ha sido persistente a lo largo de la vida. Es decir, cuando nunca se ha experimentado un orgasmo, se indica que es una anorgasmia primaria.

Si con anterioridad la persona no había tenido problemas para llegar al punto álgido del placer y tener un orgasmo, por lo que el trastorno es reciente y surgió a raíz de otra circunstancia, se trata de una anorgasmia secundaria.

De acuerdo con los especialistas en el tema, también puede ser absoluta, como sucede por ejemplo con las primarias, en las que el individuo nunca ha logrado el orgasmo, sin diferencia alguna de las circunstancias en que se dé el encuentro sexual

Puede ser también de tipo relativa, es decir, cuando el orgasmo no se produce con la penetración, pero sí con otros actos sexuales, como el sexo oral. O, finalmente, puede ser del tipo situacional, pues el orgasmo se inhibe, dependiendo de las condiciones del entorno.

Muchas veces, el desarrollo de esta condición tiende a estar asociado a factores emocionales o psicológicos, los cuales influyen directamente en la capacidad física de las personas. Esto es así porque alrededor del sexo hay un aura de expectativas, presiones, mitos y prejuicios que tienden a generar frustraciones o respuestas adversas por parte del organismo.

Passion in bed. African-american couple hands pulling white sheets in ecstasy, closeup | Foto: Getty Images/iStockphoto

“Algunos hombres se preocupan en exceso por tener un “buen rendimiento” en el acto sexual y eso genera estrés. Por lo tanto, se les haría más difícil tener orgasmos”, detalla por ejemplo el portal La mente es maravillosa.

En esta misma línea, por ejemplo, en las mujeres, la capacidad de llegar al orgasmo se ve mermada por afectaciones emocionales derivadas del desconocimiento del cuerpo y la función sexual, la depresión, la ansiedad o el estrés, de acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.

Ante cualquier inquietud, se sugiere acudir a los profesionales para tener una orientación más precisa. Este artículo no reemplaza las indicaciones de los expertos.