Al dormir, el cuerpo descansa y retoma energía para funcionar óptimamente al día siguiente. Los expertos recomiendan dormir de 6 a 8 horas. El sueño tiene muchos beneficios para el organismo. Lo ideal es hacerlo en las horas de la noche y evitar trasnochar. “El dormir mantiene todos los aspectos del cuerpo de una forma u otra: el equilibrio energético y molecular, así como también la función intelectual, el estado de alerta y el humor”, explica el médico Merrill Mitler, experto en sueño y neurocientífico de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés).
Algunas personas consideran que dormir es algo sin importancia y consideran que pueden reemplazar el sueño de la noche, descansando y realizando pequeñas siestas en el día; pero esto no es igual. Dormir no solo brinda energía, sino que beneficia al cerebro y al organismo. Así lo explica el galeno Michael Twery, un experto del NIH en el sueño. “El descanso afecta casi todos los tejidos de nuestro cuerpo. Afecta las hormonas de crecimiento y del estrés, nuestro sistema inmunitario, el apetito, la respiración, la presión arterial y la salud cardiovascular”.
El insomnio es uno de los problemas que tienen las personas para dormir. Este es un trastorno del sueño común, el cual puede identificarse cuando al levantarse hay cansancio en el cuerpo. Esto se debe a dormir poco y un sueño de mala calidad. Dependiendo la duración del insomnio puede ser agudo o crónico. Sus principales causantes son el estrés, la presión y eventos traumáticos.
Sin embargo, este no es el único trastorno que evita que las personas duerman bien. La apnea del sueño es otra de las causas por las que el cuerpo se siente cansado cada mañana, a pesar de haber dormido. “Es un trastorno común en donde la respiración se interrumpe o se hace muy superficial. Estas interrupciones pueden durar desde unos pocos segundos a minutos y pueden ocurrir más de 30 veces por hora”, explica Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Quienes padecen de este trastorno no son conscientes de que lo tienen. En palabras de Sanitas, entidad de salud, a continuación algunos síntomas que pueden identificar las personas para conocer si tienen apnea del sueño:
- Depertarse súbitamente con un ronquido o un resoplido.
- Tener la sensación al levantarse de no haber descansado y hacerlo con dolor de cabeza o sequedad de boca.
- A lo largo del día presentar somnolencia, signos de fatiga, pérdida de concentración o irritabilidad.
Si se sospecha de tener este trastorno, es necesario consultar al médico para iniciar un tratamiento a tiempo y mejorar la calidad del sueño. Para los pacientes que presentan una leve apnea del sueño, el experto puede recomendar solamente cambios en su estilo de vida, como perder peso o evitar fumar. En caso de que los síntomas no mejoren o si el trastorno es grave, se debe recurrir a otras terapias como:
Presión positiva continua en las vías respiratorias: de acuerdo con Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, esta opción consiste en “una máquina que ejerce presión de aire por medio de una mascarilla mientras duermes”. La presión de este aire es mejor que el del ambiente y contribuye a despejar las vías respiratorias, evitando los ronquidos y la apnea del sueño.
Dispositivos bucales: estos aparatos están diseñados para mantener la garganta abierta. Algunos están fabricados para abrir la garganta al empujar el hueso maxilar hacia adelante, aliviando la apnea obstructiva del sueño leve.
Oxígeno complementario: en algunos pacientes, la administración de oxígeno para dormir puede ser un buen tratamiento para la apnea central del sueño.
Mayo Clinic menciona que, en caso de que los tratamientos iniciales no funcionen o no disminuyan los síntomas, el paciente puede recurrir a cirugías como:
- Extirpación de tejido.
- Reducción del tejido.
- Reubicación del hueso maxilar.
- Implantes.
- Estimulación nerviosa.
- Creación de otra vía respiratoria (traqueostomía).