A ninguna persona le gusta envejecer, no obstante el tiempo pasa para todas las personas y nadie se escapa de las arrugas, sin embargo, hay diferentes tipos de piel que no se afectan por igual.
Por tal motivo, es importante destacar qué tipo de piel es más propensa a desarrollar arrugas y analizar a qué grupo se pertenece, con el objetivo de poder actuar con rapidez y prevenirlas.
Cabe mencionar que la piel se divide en cinco categorías: piel grasa, mixta, normal, seca y sensible. A pesar de que pueda cambiar debido al clima, la salud y el envejecimiento el tipo de piel siempre se mantendrá a lo largo de la vida.
Es por eso que existen diferentes tipos de pieles y algunas son más propensas a la aparición de las arrugas.
Pieles grasas
La piel grasa en la juventud suele ser la más desagradable, debido a su excesiva producción de sebo fomenta la aparición de los granos que tanto incomodan.
Asimismo, el sebo en la adolescencia se encuentra en su máximo auge de producción y se va reduciendo con el paso de los años. Además, las pieles grasas se caracterizan por tener poros grandes, sensación de grasa a lo largo del día e imperfecciones.
No obstante, si se tiene este tipo de piel, se corre con suerte, debido a que la grasa mantiene durante más tiempo el aspecto fresco y saludable, es por eso que, tardan más en aparecer los signos de envejecimiento.
Para el cuidado de la piel grasa, es recomendable aplicar aceites ricos y volátiles provenientes por ejemplo de las semillas de melocotón o del aguacate. Las cremas para pieles grasas también ayudan a mantener bajo el control de sebo.
Pieles mixtas
Las pieles mixtas de dividen en dos partes del rostro. La zona T, es decir, la nariz, frente y barbilla) y el resto del rostro. Asimismo, la zona T es la parte más grasosa del rostro, mientras que las otras partes del rostro tienen una apariencia normal. Es por eso que para mantener la piel más limpia y saludable es recomendable hacer uso de un limpiador suave y humectante ligero.
No obstante, este tipo de pieles son muy agradecidas, ya que califican por no tener una buena elasticidad en general, De igual manera, responde muy bien a los tratamientos anti-arrugas.
Con una buena alimentación y unos cuidados convencionales, se podrá mantener un rostro limpio y si tantas arrugas con el paso del tiempo.
Pieles normales
La piel normal no suele tener muchos granos, ni poros pequeños, además, no suele irritarse demasiado. También tiende a ser equilibrada, debido a que no es ni demasiado seca ni muy grasa.
Además, es muy suave y resistente, acepta la mayoría de los principios activos que se usan en los productos de los cuidados de la piel, por lo que responde bien a los tratamientos antiarrugas. Este tipo de piel es agradecida y tiene en general una óptima elasticidad.
Pieles Secas
Las pieles secas retienen menos humedad que la piel normal, ya que las glándulas sebáceas segregan menos grasas, es decir, que se ocasiona una piel tensa, áspera o escamosa.
No obstante, este tipo de piel tiende a ser más propensa a tener arrugas, debido a la poca segregación de las glándulas sebáceas provocando descamación y líneas de expresión.
Pese a eso, se recomienda densificar la piel, usar aceites, bálsamos y cremas faciales hidratantes, las cuales ayudarán a mantener la piel hidratada.
Pieles sensibles
Este tipo de pieles son las más problemáticas, ya que se caracterizan por estar irritadas, rojas o tener bultos. Además, suelen reaccionar con enrojecimiento o irritación ante cualquier producto que se utilice.
Es por eso que si se quiere prevenir las arrugas, se debe comprobar las posibles reacciones que se pueden dar ante cualquier tratamiento, haciendo la prueba en un sector especifico del rostro.