Las fiestas hasta altas horas de la noche, los eventos familiares y los días largos de trabajo hacen que las personas se vayan a dormir a horas de la madrugada. Si a eso se le añade que duermen mal y descansan poco, la imagen ante al espejo al día siguiente es clara: ojos hinchados, ojeras, bolsas y arrugas.
Si bien, estos son los típicos signos de cansancio a los que nadie les presta demasiada atención. ¿Pero qué pasa cuando las noches en vela se convierten en una costumbre? Hay que tener mucho cuidado, porque es aquí que la piel puede verse realmente perjudicada.
Cabe resaltar que es inevitable que se produzcan arrugas en la piel al llegar a cierta edad. Con el tiempo, el colágeno y la elasticidad de la dermis, se va perdiendo y, con ello, la piel queda flácida y colgante, marcando las líneas de expresión.
Además, la falta de sueño y no poner en práctica ciertos hábitos mientras se duerme provocan una importante reducción del colágeno, del ácido hialurónico y de la elastina, lo que acelera el envejecimiento de la piel, que se vuelve mucho más débil y comienza a llenarse de arrugas, según la revista Elle España.
El colágeno, por su parte, es el que se encarga de unir los tejidos conectivos (ligamentos, músculos, tendones, piel, huesos, órganos, tejido hematológico, adiposo y cartílagos). De esta manera, actuaría como un elemento de sostén que permite mantener unido el conjunto del cuerpo y a su vez del rostro, según el portal especializado en salud, Cuídate Plus.
Aquí algunos trucos por la revista Elle España, para dormir mejor y prevenir los signos de la edad:
Trucos al dormir
Dormir las horas necesarias
- Tan importante es la postura que se adopta cuando se duerme como el número de horas que se le dedica al sueño.
- Al dormir, la piel descansa y las células se regeneran y oxigenan con mayor facilidad, por lo que, además de reducir el estrés y mejorar el ánimo, la piel brillará como nunca tras haber descansado entre siete y ocho horas.
La postura de dormir
Si las personas duermen boca abajo o de lado, están facilitando que aparezcan bolsas debajo de los ojos al concentrar el fluido del rostro en esta zona.
¿Cómo evitarlo?
- Tratar de dormir boca arriba y evitar girar la cabeza de lado. Así conseguirán que el rostro quede libre y no roce con las sábanas y la almohada.
- Sin embargo, si las personas no se sienten cómodas con esa posición se puede probar cambiar de posturas constantemente.
Mimarse antes de dormir
- La hidratación de la cara debe convertirse en uno de los tips principales antes de meterse en la cama, por muy cansada que llegue la persona del trabajo o de una fiesta con los amigos.
- Buscar cremas hidratantes, sueros, aceites y máscaras antioxidantes y limitar la ingesta de sodio a la hora de la cena.
- Mientras duerme, la piel atraviesa un proceso de regeneración celular y para que esta funcione a su capacidad máxima necesita de vitaminas, nutrientes e hidratación.
El cabello detrás de la cabeza
- A veces pasamos por alto este detalle cuando estamos en la cama pero el hecho de colocar el pelo detrás de la cara es vital para que el rostro quede totalmente despejado y la piel pueda respirar por completo.
La seda, mejor que el algodón
- Sin duda las sábanas de seda son más caras pero cuando se trata del cuidado de la piel, merece la pena la inversión.
- El algodón es un tejido natural que generalmente crea arrugas y dobleces que, al contacto con la cara, pueden dejar marcas.
- Se recomienda probrar con las almohadas viscolelásticas, ya que elevan el rostro y evitan el contacto directo con la cama.
Cambia las sábanas a menudo
- Al llegar a casa lo que menos apetece es perder el tiempo quitándose el maquillaje, sobre todo cuando vuelven de fiesta a las tantas de la noche.
- Pero olvidarse de este pequeño hábito puede pasarle factura a la piel porque, además de dermatitis e irritación en la cara, el hecho de meterse en la cama con restos de maquillaje o de crema del día anterior desprende bacterias y microbios que afectan al brillo y a la pureza de la piel.
- Es por eso que se recomienda cambiar las sábanas cada dos semanas aproximadamente y lavar las almohadas cada tres meses.